- Caminar por Antara Polanco y sentirme millonario con mi pobre quincena: no tiene precio.
- Alardear mi pobreza comiéndome un sandwich de atún en el área de comidas del mismo centro comercial: no tiene madre.
Por eso soy la onda (...cuando estoy de buen humor)
3 comentarios:
LOL, cheveres anecdotas camarada. El poder de la quincena ciertamente no tiene precio, jejeje.
Q bien! Ciertamente, yo ya me vi en el día en que finalmente reciba mi primera remuneración, que como ya lo comenté, espero no tarde más de 2 meses. Pienso irme a Plaza Satélite y comprar varias cositas que tengo en mente. Saludos.
En Plaza Antara?
sí, eso definitivamente es hacer observación de campo al territorio de los mamilas.
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