jueves, 20 de mayo de 2010

La triste historia de Juan y su reino desagradecido

"¡Por fin, una película que hace justicia a Juan Sin Tierra!"

Eso pensé durante toda la proyección y hasta dos minutos antes del final de la recién estrenada cinta Robin Hood. Pero entonces en una impredecible vuelta de tuerca, la escena final tiró dicha concepción. Y no fue suavemente: lo hizo a chingadazos. Tanto que en plena sala de cine grité entonces:

-¡No mames, no lo firmó! ¡El muy cabrón no la firmó!

Me refería en ese momento a la Magna Carta.

¿De qué carajos hablo?

El rey Juan Sin Tierra es a Inglaterra lo que el Cardenal Richelieu a Francia: un líder que lidió con un pueblo al que lideró eficientemente pero con mano dura, lo cual en adición a encontrarse a la sombra de alguien más querido (en el caso de Richelieu el rey Luis XIII y en cuanto a Juan me refiero a su hermano Ricardo) provocó que fueran percibidos como tiranos y así finalmente demonizados en los trabajos de ficción más importantes en los que se les retrata.

Por un lado, el Cardenal Richelieu es el villano del primer libro de la saga Los Tres Mosqueteros, de Alejandro Dumas (y mi novela clásica favorita), mientras que Juan es el monarca déspota contra quien se rebela el mitológico héroe Robin Hood, quizás el personaje más famoso en la Gran Bretaña después de la leyenda arturiana.

Pero viendo las cosas como fueron en realidad, tal concepción no es del todo correcta. Si bien Juan fue un rey duro, famoso por sus absurdos y excesivos impuestos, hay una razón: su hermano y antecesor, Ricardo Corazón de León, fue un gobernante torpe y caprichoso, pero eso sí, muy carismático. Estamos en el siglo XII y Europa está enfrascada en una eterna guerra denominada "Las Cruzadas", la cual consistía en luchar por... el acceso y control de Jerusalén, la tierra santa; háganme el favor. A Ricardito se le ocurrió unirse a dicho suceso (que era lo que estaba de moda entre los gobernantes en esa época) y se enfrascó sin esperanzas en una eterna batalla. Inglaterra no pasaba por su mejor momento económico, sin mencionar que una jornada a tan lejano lugar costaría más que un par de monedas.

De ese modo, el erario inglés fue agotado y sus arcas chupadas hasta el último penique para financiar el paseíto de Ricardo (y aquí nos quejamos de los viajes de nuestro presidente...), ¿y todo para qué? Para que el rey, tan wey, muriera en la guerra antes de conseguir su propósito.

Ante tal situación, Inglaterra se quedó sin dinero para un mendrugo de pan, pero eso sí, el difuntito fue celebrado y llorado como un mártir (finalmente, murió en una guerra religiosa). Se le quería, se le quería.

Y entonces... sin hijos que le sucedieran, el trono anglo fue ocupado por su hermano menor, Juan, quien tuvo que hacerse cargo del chiquero que su hermano dejó; encima, una guerra con Francia se avecinaba (a la postre, Inglaterra perdió y como resultado, Normandía pasó a ser territorio francés). Con Richard tanto tiempo fuera, Inglaterra en realidad ya llevaba muchos años sin rey oficial, siendo medio-dirigida por Juan; por eso es que desde el principio el menor fue percibido como un reemplazo en el mejor de los casos, y en el peor, como un usurpador. Y ahora sí, a levantar el reguero y poner la casa en orden. Ése es el origen de los actos aparentemente despóticos del rey sin tierra.

Sin embargo, aunque su actúar fue justificado, también es de reconocerse que sí se excedió a la hora de la hora. Inventar impuestos por tener ventanas y convertir las cobranzas en cacerías fueron medidas absurdas. Pero es precisamente aquí donde surge el momento importante de Juan, y su verdadero pase a la historia: el descontento generado por esta situación motivó al herido pueblo a organizarse en su contra. No, no fue derrocado en una sangrienta revolución; en lugar de eso, de manera más pacífica, los barones del reino negociaron con Juan su seguridad jurídica en un documento al que se llamó Carta Magna Libertatum, "la gran carta de las libertades", en la que se limitaba por primera vez el poder de un monarca y establecía una serie de prerrogativas a los ciudadanos, esto en 1215.

Y así fue como nació, en parte gracias a la acción del rey Juan, el derecho inglés o common law*.

Pero esto es algo que los relatos sobre Robin Hood suelen ignorar; para esta fantástica historia, Juan fue un villano y punto. Un personaje plano y unidimensional que prácticamente nació para hacerle la vida imposible al héroe de Sherwood. Sin embargo, y volviendo a la película, podemos ver a Juan pasar por todos estos problemas: en efecto, inicia en un papel antagonico, como un caprichoso gobernante interino, a la vez que vemos a Ricardo fallar en su Cruzada luego de darse cuenta de que no fue un buen rey para su país, justificando de algún modo la ira del hermano menor.

Posteriormente, somos testigos de las dificultades del nuevo rey para administrar un país maltrecho y efectuar las medidas por las que es tan famoso, ante su impopularidad y creciente descontento. Pero conforme la historia se desenvuelve, el personaje crece, madura y se convierte en un verdadero héroe; inclusive, y para mi regocijo, la Magna Carta es mencionada y juega un papel en el desarrollo de la historia. Fue por ello que me hice de esa concepción: más allá de la fantasía (y las consecuentes imprecisiones históricas), nunca había visto un relato robinjudiano en el que Juan fuera retratado de manera tan profunda y realista.

Lamentablemente, en el clímax de la película, y mientras yo tenía mi orgasmo hisórico-jurídico... ¡MADRES! El muy bastardo quema enfrente de todo el reino, la Carta Magna, consolidándose como el villano que todos conocemos. Y así, la leyenda comienza...

Buh. Por eso me requeterrecontraemputé durante la escena. Pero para ser franco, hace años que un giro en la trama de película no me sorprendía así. Y la finalidad del arte es causarle una sensación a la audiencia; perturbarla y sorprenderla. De modo que por más que me haya disgustado el final de la película, al mismo tiempo me encantó por su impredecibilidad.

En cuanto al papel de Robin Hood, diré que más bien el tema de la cinta es la guerra con Francia y Juan sin Tierra, eventos en los que casualmente Robin Hood se involucró; digamos que fue insertado como una especie de Forerst Gump medieval. Pero aun así, la historia es maravillosa, y su soundtrack, con el amor que tengo por las gaitas, laudes y demás instrumentos antiguos (uno de mis sueños guajiros es tocar la gaita y la mandolina e interpretar canciones juglarescas), es de los mejores que jamás he escuchado. Mínimo se merece el Oscar a la mejor banda sonora. Échense una visita a su cine más cercano y regocíjense con el filme Juan sin Tierra, digo, Robin Hood; como puntos extra, dirige Ridley Scott y actúan Russell Crowe (por lo visto a este sujeto le gustan las películas pseudohistóricas) y Cate Blanchet.

Listo, ahora saben un poquito más de derecho, de historia y por supuesto, sobre la que a mi opinión es la mejor película en lo que va del año.



*Fue este tema en mi materia de Sistemas Jurídicos-Derecho Comparado en tercer semestre (sep. 2005) el que hizo nacer mi gusto por el derecho internacional, así que personalmente es un suceso trascendental en mi carrera, de ahí que la película me emocionara tanto.

5 comentarios:

Tulkas Astaldo Poldoreä dijo...

Que onda juanito te quedo genial, me agrada tu avilidad para escribir, para ser cinsero esta pelicula no me atraia pero gracias a tu blog pienso darle una checada, exelnte blog carnal =D

The retro girl dijo...

Gracias maestro Juanito por la clase de historia.

(leerse con voz de chamacos babosos de primaria, todos en corito)

Oye Juan (con tierra), nomás un detalle...

En lugar de ponerle dibujitos raros a esa parte mejor quítala!! porque a la curiosa de tu sis le dio por pegarla en word y ver qué decía.

Lo peor es que no he visto la película.

XD

Urielue dijo...

=), lmao, ya no veré la peli <.<... nah buen aporte mano,y yo que me iba con la finta de que robin era un zorro, su compañero era un oso....y que el príncipe era un tigre que se chupa el dedo, jaja.

Neta no sabía que onda con la historia <.<.

tunetworker dijo...

jejeje que bueno que lei tu post, ahora me dieron ganas de ver la peli, antes la queria ver pero ahora ya me dieron ganas de verdad, puesto que pensaba que seria solo un remake de la que vi en los 90s, bueno muchas gracias por tu aporte!
Saludos gente...

Veggie Popper dijo...

Qué buena reseña, me cae que soy la onda!! Y no lo digo por presumir, sino porque además de que me gustó la reseña, haber convencido a alguien de ver la película con mi puro texto ya es un graan logro para mí. Así que muchas gracias a quienes tomaron en cuenta mi opinión.