lunes, 30 de marzo de 2009

Mi vida en una canción: Sexo y Caramelos

A mediados de 2006 a Felipe Calderón le regalaron (porque no es tan inteligente como para robársela él mismo) la presidencia de México y su compa Andrés Manuel López Obrador hizo berrinche porque creía que él sería el que recibiría tan preciado obsequio (como si se lo mereciera el muy iluso).

A mediados de 2006 yo pesaba 89 kilos y decidí someterme a un régimen que aunque me costó lágrimas y sudor (especialmente sudor), me dio salud, condición física y un cuerpo medianamente estético.

A mediados de 2006 los videojugadores del mundo esperábamos con impaciencia el lanzamiento de las consolas Playstation3 y Wii que llegarían en noviembre de ese año, y babéabamos con cada nueva revelación sobre dichas consolas, sin mencionar los orgasmos que venían si se mostraba algún video en tiempo real de algún juego específico.

Pero lo más importante de todo, a mediados de 2006 las Pipettes nos regalaron una obra maestra. Su álbum debut, We Are the Pipettes, es una maravilla de la música actual en mi personal opinión, y uno de los discos más chingones (porque no es un disco cualquiera, es un discazo) de la década. Es como un helado: dulce hasta la médula (¡pero los helados no tienen médula!) y sin embargo jamás te empalaga, lo disfrutas hasta el último momento.

Aunque en apariencia es solo pop fácil interpretado por tres niñas cuyos vestidos parecen envolturas de golosinas, si nos adentramos un poco descubriremos que la música que estos caramelos danzantes (como las llama una amiga mía) interpretan no es nada sencilla: sus ensambles vocales son sumamente complejos para ser sólo tres vocalistas, y funcionan con las melodías presentadas de una manera sencillamente inigualable. Pocos artistas, sea cual sea el género, ponen tanto empeño en sus arreglos vocales, y eso ya es un mérito para estas tres chicas, y un signo de identidad del que pocos pueden presumir. Además de sus talentos vocales, sus arreglos instrumentales y melódicos tampoco son nada despreciables: a pesar de la naturaleza popera de la banda, en sus canciones encontramos movidas guitarras eléctricas, cadenciosos bajeos y baterías ponedoras. A ratos hasta suenan rockeras, gracias a sus músicos de acompañamiento (y los cerebros de la banda, al ser estos sujetos quienes crearon a las niñas Pipettes y componen el material que no escriben las mismas féminas), The Cassettes, una banda de rock indie que incluso podría hacerla por su propia cuenta.

Como hombre debo admitir que al atractivo auditivo que este grupo británico proporciona, hay añadir el visual: ninguna de ellas es fea, y una en particular, Rosay Pipette (Rose Eleanor Dougall, o Rose pa’ los cuates), es uno de los seres humanos más bellos que he visto. Físicamente hablando (la violaría si pudiera… sí, lo haría… si es que antes no me orino de nervios nada más de verla). Es precisamente ella quien lleva la voz principal en Sex, la undécima canción del disco, y mi favorita personal.

¿Por dónde comienzo? Un riff en los tambores sospechosamente muy similar a Be my Baby de las Ronettes da inicio al track, seguido de un suave rasgueo a una guitarra que da paso a la entrada de toda la banda, que ya bien acomodada es seguida por la voz de Rose, que a pesar de su timbre grave da un tono agudo a su garganta en esta canción, otorgando un toque de ternura y sensualidad a una canción cuyo título y letra son meramente sexuales. Las voces que corean tanto durante las estrofas como en el estribillo son de alto contenido erótico (o sea que se sugiere la supervisión de adultos si un menor de edad escucha esta canción), y la frase “rest your pretty head” da cuenta de ello. La canción perfecta para hacer el amor. Y es perfecta porque nunca cae en lo vulgarmente gráfico sino que da pauta a que la imaginación del escucha vuele hasta donde su mente se lo permita. La letra es erótica y la voz dulce; no es una canción para tener sexo, es una canción para hacer el amor (odio esa comparación tan trillada en la literatura barata, pero en este caso encaja perfectamente).

Ya sé que no hay mejor voz que la de tu pareja cuando tienes sexo, pero eso no impide que una canción como ésta sea un gran acompañante para el viaje… supongo, nunca he hecho el amor con esta canción de fondo (pocas personas de mis allegados conocen a las Pipettes, y a nadie de ellos les gustan). Mataría por hacerlo con esa canción. ¡Lo juro!

Ah no, estaba en la canción, ¿verdad? Francamente no tengo muchas palabras para describirla, o más bien para describir su belleza. Pero escúchenla (y olviden lo que dije que haría con esa canción, no vaya a serla de malas…) y verán que lo que les digo es cierto. Esa canción es la verdadera puerta al cielo.

3 comentarios:

Jaime (el porta!) dijo...

Bueno, la escucho mientras escribo...

Pues te diré... La primera vez que tuve sexo esta de fondo la voz del Perro Bermúdez balbuceando en un Pumas - América, así que yo digo que lo que sea es bueno! (después de tal martirio), aunque para ser la primera vez no me fijé mucho en los detalles de al rededor, salvo en la puerta de entrada, no vaya a venir el papá de mi amiga, lol!

... Ya terminé de escucharla, y me pareció (tengo mal percepción del inglés) que solo repite esa frase una y otra vez!
"rest your pretty head”

Bueno, son las 3 am y mañana hay trabajo!

fabee dijo...

nunca le habia puesto atencion jaja
ahora se xq te traumabas con esa...
bueno con todo el disco

aaa i rose pipette es MIA!!

Anónimo dijo...

mmmm JAJAJA pues a mi también me gustan estas chicas de hecho pero la rola que amas no soy tan tan fan no se me hace tan sexosa no lo sé porque ... en fin te quiero mucho y tu opinión me agradó ay tu hermana tan linda es mejor que Rose