jueves, 25 de febrero de 2010

WE GOT OUR MINDS SET ON YOU



¿Les parece conocido este sujeto? Pues bien, aunque el verdadero pasó a otro plano existencial el 29 de noviembre de 2001, hoy estaría cumpliendo 67 años de haber respirado por primera vez en éste nuestro mundo.

Estamos hablando, por supuesto, de George Harrison, el menor de los Beatles. El menor en edad y probablemente también en reconocimiento público. Sin embargo, los Fab Four fueron más que la suma de sus partes y en cierto modo él fue tan indispensable para el grupo como Lennon y McCartney. Es por eso que merece su propio reconocimiento.
Habrá varios que clasifiquen a Harrison como “el wey de la meditación”, pero lo cierto es detrás de ese hombre apegado al Hare Krishna había todo un genio musical.

Un hombre que siempre vivió aceptando el lado bueno y malo de todo y hoy recordamos a través de estas sencillas palabras de dos fans: Juanito Banana (moradito) y The Retro Girl..(verdecito XD).





LA HISTORIA DE GEORGIE BOY


Dejen les cuento (contamos!) sobre la vida de mi querido George.
Este genial hombre nació un día como hoy, 25 de febrero pero de 1943, en Liverpool, Inglaterra.
Si nos ponemos más escrupulosos con el lugar, les contaré que el baby George abrió los ojitos por vez primera en el número 12 de Arnold Grove.
Su familia siempre se mantuvo unida y feliz en su infancia.
Ingresó al Liverpool Institute for Boys y a los doce añitos se compró su primera guitarra.
Ya desde chavito formó un grupo junto con su hermano Peter y otro cuate llamado Arthur Kelly. A George le encantaba el rock and roll y sus ídolos eran Elvis la pelvis, Ricardito (Little Richard), el nerd más rocanrolero que ha existido (Buddy Holly) el gordito Domino y el cometa mayor, Bill Halley. ¡Ah! ¡Y por supuesto! Su ídolo máximo era Carl Perkins, el rey del rockabilly.
Un día George se trepó al pesero, ¡perdón! al camión y se puso a tocar “Raunchy”. Un jovencito lo escuchó y de inmediato le propuso unirse a un grupo.
El mentado grupo era The Quarrymen (más tarde, The Beatles) y el jovencito nada menos y nada más que Paul McCartney (¿sí lo ubican, verdad? XD)

Harrison hizo algo que a muchos de nosotros se nos ha antojado de vez en cuando (sobre todo en época de exámenes): Abandonó la escuela. Se puso a chambear de electricista y claro, a seguirle con la música, que era su pasión.
A mi pobre Harrison lo veían feo los otros Quarrymen… es que estaba muy chavito y como que no lo tomaban muy en serio (de hecho….hay beatlefans que opinan que NUNCA lo tomaron en serio)
Al respecto, Paul dijo una vez: “cuando eres niño uno o dos años pueden hacer una diferencia enorme, y yo era un año y medio mayor que él, a´si que entonces me veía como un adulto cuando él tenía 14 años y yo 16”; George reviró: “Nel, Paul sólo era 9 meses mayor que yo… y hasta donde sé, todavía es solamente 9 meses mayor”,
Cuando The Quarrymen evolucionó y se constituyeron como The Beatles y la fama y fortuna llegaron en grandes cantidades, a George le pusieron el apodo del “Beatle callado” o el “Beatle tranquilo”.
Y a todo esto… ¿Y eso qué?!!! Luego hay personas que dicen que Harrison era un tipo más bien gris y “X”.
SI ERA TRANQUILITO PUES DÉJENLO EN PAZ!!! Ash!! Cosas que jamás llegaré a entender… ¡ah, sí! Sigamos.
Que más bien no era callado, simplemente Lennon y McCartney acaparaban los oídos de la gente. Michael Palin cuenta que George “hablaba como una cotorra”.
Durante el desarrollo de los Beatles a Harrison se le negó muchas veces la participación activa en las composiciones del grupo.
Lennon y McCartney escribían todo y de cuando en cuando le daban chance a George de meter alguna rola.
Osease un “chale Paul, necesitamos llenar espacio en el disco, ¿qué hacemos?” / ”Metamos una rola de George”.
Este efecto era cómico. Imaginen la cara de asombro e incredulidad de John y Paul al escuchar Something, o Here Comes the Sun XD
Lennon tuvo que tragarse sus palabras y aceptar que ésas dos fueron las dos mejores canciones de Abbey Road, Y Paul… pues era Paul, ¿no? XD
Además el querido Harrison se guardaba las mejores composiciones para usarlas posteriormente, cosa que quedó más que demostrada en el genial ALL THINGS MUST PASS (reseña de la cual hablará más adelante mi socio y amigo, juanito banana)
Él cantó todas sus rolas e hizo cóvers bastante respetables. Éste es uno de mis favoritos:



George Harrison fue innovador. Fue un visionario.

Total y absolutamente. Fue el primero en introducir sonidos hindúes en la música pop y un virtuoso del sitar.
¿Alguna vez han escuchado Norweigan Wood? Vuélvanla a oír… díganme si no es una BE-LLE-ZA!!!!
Y todo gracias al sítar de Harrison :3




Harrison le entró ¡pero con ganas! a este tipo de sonidos y tomó lecciones nada menos y nada más que con Ravi Shankar, conocidísimo y respetado músico hindú, quien más tarde lo adoptaría como a un hijo.
Además George tuvo la fortuna de casarse con una de las modelos más bonitas (según varios, en mi punto de vista pos…como que no tanto) de los 60s: Pattie Boyd.
Ah cómo no! Sí estaba re-bonita la Pattie.
Por los años de 1968 se le metió a la cabecita el rollo de la meditación trascendental (ya veo sus caras de WHAT?) y les dijo a sus compadres que se fueran a la India con el Maharishi Mahesh Yogi.
O sea, este wey:
¡Y que se lanzan todos! Junto con Donovan y el Beach Boy Mike Love (sigo sin entender por qué fue Love y no Brian Wilson…), sus mujercitas y amiguitos a Rishikesh, India, donde además tendrían uno de sus periodos más creativos (el White Album fue concebido allí).
Al poco tiempo salieron arrepentidos y decepcionados de su experiencia trascendental… menos Harrison, claro. Él abrazó con entusiasmo los principios del Hare Krishna mientras el Maharishi abrazaba a Mia y Prudence Farrow XD
Viene la desintegración de los Beatles… George estaba que se lo llevaba la fregada, y no era para menos.
(Personalmente, la banana brincadora cree que más bien estaba feliz de haberse liberado del yugo de Lemon y McCormick)
Sentido y decepcionado, se levanta, se limpia las manos (y el culo, agregaría yo, después de toda la mierda vertida en la sesiones de Let it Be) y decide continuar con su vida.


¿Quieres decir algo acerca de los Beatles, George?


¿Sí?


Bueno….adelante. Escribe.
(en palabras de Harrison):


“…mi vida no empezó con los Beatles y no acabó con ellos. Fue como ir al colegio. Fui a Dovedale, luego al Instituto de Liverpool y después a la universidad de The Beatles, luego dejé la universidad y ahora tengo el resto de la vida por delante. En resumidas cuentas, como dijo John, sólo fue un pequeño grupo de rock and roll. Fue importante para mucha gente, pero tampoco es para tanto”

TÓMALA!!!

En su carrera como solista George lanzó el maravilloso disco ALL THINGS MUST PASS y… ¡ah, no! ¡esperen! Se supone que las reseñas de los discos las hace mi amigo banana… sorry.
Tons seguiré diciendo que Harrison siempre tuvo un corazón de oro y de hecho fue el creador del Concierto para Bangladesh, destinado a recaudar fondos y ayudar a los habitantes de este país.
(Live 8 y “We are the world we are the children” no son más que copias)
Otra de las cosas por las cuales George me encanta es que era muy open mind.

Imagínense!!! Resulta que ustedes están casados con una bella mujer, y de repente llega su mejor amigo y se las baja.


¿Le rompen la cara al amigo, verdad?
Pues a Harrison le pasó eso con la Pattie y con Eric Clapton (¡¿Cómo que quién es?!)
Los dos se siguieron hablando a pesar de ello y su relación fue buena (a partir de entonces, cariñosamente se referirían el uno al otro como “husbands in law”, algo asi como “esposos políticos”… sí captan la broma, ¿no?). Sirvió para que al final George se quedara con Olivia Trinidad Arias, la mujer que lo acompañó el resto de su vida (¡¡ORGULLOSAMENTE MEXICANA!!) y con quien engendró a su único hijo (reconocido XD): Dhani.
Que cumple el mismo día que yo y que es el clon de George.
Neta.
Y como el George era bien amiguero, que funda su propia banda. En 1988, para la promoción de su álbum CLOUD NINE, grabó una canción para el lado B de su siguiente sencillo, “This Is Love” y las vueltas de la vida lo pusieron junto a Jeff Lynne (productor del disco), Tom Petty (quien grababa un disco con Lynne), Roy Orbison (también cambiando con Jeff) y Bob Dylan (amigo mutuo de George y Tom) cuando grabaron el tema “Handle with Care”. El resultado fue tan-pero-tan bueno que decidieron hacer una banda no’más pa’divertirse, los Traveling Wilburys. Y les quedó bastante bien; qué lástima que apenas hayan grabado un par de discos y que después de eso George se retiró foreveranever.

¿Qué le pasó a Harrison?
¿Por qué nos dejó?
Cáncer. Un pinche cáncer de pulmón nos lo quitó. (En buena onda, ¡no fumen!)

Lo más lamentable –y estúpido- de todo es que los dos padres del buen Yorch murieron a causa de esa enfermedad; siendo un padecimiento cuya predisposición es genética, yo que él me hubiera cuidado tras perder a mis dos padres de cáncer pero… el vicio pudo más. Putaputísima madre.
Murió el 29 de noviembre del 2001.

"Todo lo demás puede esperar, pero la búsqueda de Dios no; amaos los unos a los otros"


George Harrison

Something in the Way He Played

Continuando con esta reseña sobre Jorgito, pasemos a revisar sus obras.

Wonderwall Music - 1968

Ya en 1966 Paul McCartney escribió en colaboración con George Martin la banda sonora de la película The Family Way. Ahora fue el turno de George Harrison musicalizar un filme, esta vez Wonderwall, de Joe Massot. Éste simplemente le dijo al Beatle que pusiera en la película la música que se le hinchara la gana y el curioso George, en pleno 1968, optó por la música hindú. Pero también incorpora piezas occidentales, con instrumentos convencionales. El resultado es sorprendente al ser una magnífica mezcla de culturas y músicas enteramente contrastantes. Con todo y que es totalmente instrumental, jamás se vuelve aburrido o repetitivo. ¿La favorita? Obviamente “Drilling a Home”. Y sí, de aquí sacó Oasis el título para su canción más famosa. Sin mencionar que fue el primer disco lanzado por la disquera Apple.
Esto demuestra la indiscutible capacidad de Harrison para hacer bandas sonoras. En serio, chéquenlo si pueden.

Electronic Sound -1969

La música avant-garde se había apoderado de los Beatles, pero estaban conscientes de que el género no iba con ellos, así que McCartney se guardó su “Carnival of Light”, John lanzó sus proyectos Unfinished Music fuera de la agrupación y George sacó como solista este Sonido Electrónico. ¿De qué se trata? Exactamente lo que dice la caja: George jugando a producir soniditos electrónicos del sintetizador Moog que se había comprado recientemente, antes de estrenarlo propiamente con los Beatles en Abbey Road.
Con solo dos “canciones”, Electronic Sound se convirtió en uno de los primeros (algunos dicen que efectivamente fue el primero) álbumes comerciales de música electrónica. He aquí una prueba de que la trascendencia no requiere ir de la mano de la calidad

Bien dicho banana!!! Bien hecho, George.


All Things Must Pass -1970

Un poema de Bob Dylan musicalizado por George da inicio a esta obra diciéndonos lo que está por venir: melodías tranquilas y letras introspectivas y espirituales. Pero All Things Must Pass es más que eso: tenemos momentos ásperos como en “Wah-Wah”, diátriba contra Paul McCartney a raíz de sus diferencias durante las sesiones de Let it Be; hay también momentos de regocijo en “Apple Scruffs” y al final del álbum encontramos unos palomazos bien buenos. Y cómo no iban a estarlo, si en la grabación de este disco monumental participaron gente del calibre de Eric Clapton, Klauss Voorman, la bandota Badfinger y hasta Peter Frampton y Phil Collins tienen un par de apariciones especiales Eso sin mencionar la divertidísima “It’s Johnny’s Birthday” (grabada específicamente para John Lennon el día de su cumpleaños número treinta). Además de la archiconocida “My Sweet Lord” otras gemas en este discotototote (literalmente: fue el primer álbum triple de la historia) son “What is Life” (otra archiconocida), la relajada “I Dig Love” y la atmosférica “Art of Dying”, mi favorita del disco debido a su pared de sonido; por supuesto, el trabajo es co-producido por Phil Spector.
Además de la pléyade de involucrados, podemos achacar la calidad del material al hecho de que en su mayoría se trata de canciones que George escribió en el seno de los Beatles pero que sus jefes (léase Lennon y McCartney) no le dejaron grabar. De modo que podríamos considerar a ATMP más bien como un disco recopilatorio o un bootleg oficial, pues los temas más que nuevos, eran simplemente inéditos (por ejemplo, My Sweet Lord había sido grabada y lanzada un año antes por Billy Preston).
Dicen que la tercera es la vencida, y el tercer disco solista de George Harrison es sin duda su obra maestra. Para los que digan que fue un hombre gris y aburrido, estamos ante la obra solista mejor criticada y vendida de todos los exbeatles. Ahí no’más.

¿YA ESCUCHARON ESTA MARAVILLA? Si es así, mojen sus dedos en agua bendita y acaricien sus oídos. Han sido bendecidos.

Si no es así…. ¡Corran a escucharlo!




Living in The Material World - 1973

O “All Things Must Pass 2: Things I forgot to say”. El disco es realmente eso: canciones que lírica y musicalmente son idénticas a lo que ya se escuchó en el trabajo anterior, dando la impresión de que realmente Living in The Material World era un remanso de sobras de su predecesor. Pero no es así, los temas son nuevos, con la excepción de “Try Some, Buy Some”, que había sido escrita para Ronnie Spector; en un acto de inconmensurable hueva, George usó exactamente la misma grabación que Ronnie y simplemente sustituyó la voz de la señora por la de él. Y sin embargo, no sólo funciona, sino que es la mejor canción del disco y hasta David Bowie (¡DAVID FUCKING BOWIE, por el amor de Dios!) le hizo un cover.
Quizás el ambiente de repetición que invade el disco sea producto de un periodo de valemadrismo creativo de parte de Harrison, o simplemente sintió con sinceridad que había encontrado su estilo, pero de un modo u otro, cuenta con composiciones propias que lo distinguen. Ahí está “Give Me Love (Give Me Peace on Earth)”, otro de los exitazos del buen Yorch. “The Day the World Gets Round” tiene un comienzo aparentemente feliz, pero tan solo un par de instantes después cae en una ominosidad apabullante, una canción para cortarse las venas durante un viaje lisérgico; “Don’t Let Me Wait Too Long” en cambio, tiene un ritmo jovial a pesar de ser una súplica lastimera, es de esas canciones que se te pegan y cantas felizmente pero que si te pones a pensar, no es nada feliz; además su riff en guitarra slide se repetiría una y otra vez a lo largo de toda la obra harrisoniana posterior, y me parece interesante (por no decir repulsivo) que nadie haya hecho esa mención, a pesar de que estamos ante el riff primigenio de este guitarrista (sería como el equivalente a “Jumpin’ Jack Flash” para Keith Richards o el álbum The Joshua Tree para The Edge).

JAjajaja Se nota que a mi socio no le gusta Bowie, ¿verdad?




Dark Horse - 1974

También conocido como “Dark Hoarse” (“El ronco oscuro”) debido a que durante su grabación George padeció de laringitis por lo que a lo largo del álbum (y de su gira promocional) su voz se escucha como una mezcla de Alex Lora con Joaquín Sabina. Y sin embargo, ¡se escucha chingonsísimo! Si George hubiera cantado así toda su vida, sus canciones partirían culos, me cae de madres; funciona tan bien que no me imagino cómo sonaría “Maya Love” (un viaje de berreos y alaridos) con su tradicional voz aguda, suave y nasal. Nel, esa canción fue hecha para rasparse como un clavo a un pizarrón. Si no te perturba, no vale.
Fuera de eso, el álbum abandona las paredes de sonido de los discos anteriores para dar paso a un pop más convencional, con ligeros toques de funk, principalmente en la instrumental abridora “Hari’s on Tour (Express)”, muy recomendable. También está, para cagarnos de la risa, “It Is He (Jai Sri Krsna)”: la melodía está bonita, pero también es graciosa y su letra, que incorpora un mantra hindú, es sencillamente hilarante. Hay también una colaboración con Ron Wood en la canción Far East Man (y un genial –y lamentablemente intraducible para quienes no sepan inglés– juego de palabras en los créditos de la portada, que citan como guitarrista: “Ron Wood if he Could”). Una reminiscencia Beatle tanto musical como estética (en el video aparece con su traje de Sgt. Pepper) la tenemos en la amigable “Ding Dong, Ding Dong”. Pero las mejores canciones son sin duda la que le da nombre al disco, con una guitarra que realmente nos hace sentir que trotamos sobre la espalda de un caballo negro, así como “Bye Bye Love”, rendición de la famosísima rola de los Everly Brothers, que George literalmente deconstruye, destroza y reconstruye en un lamento por la pérdida de su primera esposa, Pattie, a manos de su mejor amigo (algo de lo que Miss Retrogirl ya nos habló); Jorgito le cambió la letra por un mensaje ardido, grabó su berrinchito y quince minutos después invitó al socio Clapton a que participara en el resto del álbum. HELL YEAH!

Eso sí me dio muchísimo coraje. Criticaron a mi pobre George por problemas de voz. Me viene valiendo, las rolas son chingonas.




Extra Texture - 1975

Algunos agregan “Read All About It”, leyenda que aparece en el reverso de la funda, como subtítulo del álbum, pero según yo hace referencia a los créditos del disco (“sepan todo acerca de esto”, es decir, he aquí los involucrados en el disquito y todo lo concerniente a él), que se listaban allí mismo y no en el interior como se acostumbra. Sea como sea, este disco fue un nuevo alejamiento de Harrison respecto de sus trabajos anteriores. Aquí lo que permea es un soul que da cariñosos codazos al R&B de una manera sutil y delicada o meramente aburrida, depende de quién lo escuche, abandonando por completo la influencia hindú de los diez años anteriores. Personalmente fue el primer disco que compré de George (después de All Things… claro está) y por ello es que le tengo cierto cariño. Aunque el propio Harrison parece considerarlo su trabajo más flojo.
Bueno o malo, es cuestión de cada quien, pero cómo podríamos negarnos a una canción tan estúpidamente buena como “You” (desechada del All Things… ¿por qué carajos no publicaría una canción así?), con su pequeño reprise a la mitad del álbum (“A Bit More of You”). Incluye también las geniales “Tired of Midnight Blue” y la humorística “His Name Is Legs (Ladies and Gentlemen)”, un final sumamente jocoso.

A pesar de que algunos discos de Harrison pasaron sin pena ni gloria por los escaparates comerciales no por eso debemos desecharlos. Extra Texture tiene sus puntos buenos y malos, pero no deja de ser un trabajo aceptable.




Thirty Three & 1/3 - 1976

George jurídicamente es liberado de los Beatles y lo celebra sacando a la venta su primer disco bajo su propia disquera, Dark Horse Records. ¿El resultado? Un disco de canciones. Es la mejor descripción que puedo dar a éste y los demás trabajos que publicó el pequeño George; de aquí en adelante todos sus discos sonarían prácticamente igual (¿el sonido darkhorse?): solo canciones. El exbeatle era libre para hacer lo que se le diera la gana y ya sentimentalmente involucrado con Olivia Trinidad Arias, se sentía feliz, lo cual demostró una y otra vez a partir de este momento.
¿Y qué hay de malo en ello? Si los dos últimos álbumes de John Lennon no eran más que canciones sobre lo feliz que era con Yoko Ono (¡carajo! Si hasta el nombre de su último disco fue “Leche y Miel”) y Paul McCartney lo ha hecho desde el momento en que compuso su primer acorde; ¿por qué reprocharle entonces a Harrison haber tomado un sendero similar? Además el disco no es para nada malo; de hecho fue el que mejor recibimiento tuvo desde ATMP. De aquí se desprende la sabrosa “Woman Don’t You Cry For Me”, un rico funk escrito en 1969 (pudo haber sido un gran éxito de haber recibido el tratamiento bitle en Abbey Road, estoy casi seguro de ello). Los dos sencillos que dio este material poseen algo en común: el sentido del humor. “This Song” es una especie de autoparodia en la que George justifica su autoría en su más grande éxito, My Sweet Lord, que supuestamente fue plagiada de “He’s So Fine” de las Chiffons (cierto, se parece ligeramente la estructura rítmica, pero por dios, el resto de la canción es cienporciento jarrisoniana, y las Chiffons jamás hubieran hecho ese bello solo de guitarra); Crackerbox Palace es una reflexión sobre la vida, la madurez y la importancia de tener a alguien a tu lado, con el ácido sentido del humor del exbeatle. Ambas canciones poseen videoclips hilarantes, dirigidos por Eric Idle de Monty Python. “Beautiful One” es por cierto, una muy bella canción de amor que data de la época de ATMP, perfecta para celebrar el amor bien correspondido (whatever that means). Mención aparte merecen “Pure Smokey”, un humilde tributo al genial Smokey Robinson, y el cover de Cole Porter, “True Love”.

Que no es malo escribir canciones bañadas en miel, lectores. No es malo, para nada.
Sólo tómense sus patillitas anti-diabetes y ¡listo! Abran sus orejotas a escuchar la música del amour.




George Harrison - 1979

En mi opinión, el mejor de los discos de la época dark horse, si bien el más discreto (¡prácticamente ni siquiera tiene título!). Las diez canciones que lo conforman son majestuosas y no podría elegir dos o tres favoritas. Pero haré un esfuerzo, si no los lectores se me van a dormir de leer tan larga cátedra.
Durante las grabaciones del álbum, en 1978, George por fin se casó con Olivia y nació su hijo Dhani, lo cual derivó en el sentimiento de tranquilidad y satisfacción que impregna toda la obra.
Tenemos aquí otro refrito actualizado con “Not Guilty”, una elegante bofetada a McCartney escrita durante las tensiones del álbum blanco, y digo elegante por su fino arreglo de guitarra acústica en contraste con la distorsionada y furiosa grabación original de 1968. Se nota que George ahora era lo suficientemente maduro como para lidiar con sus demonios de manera más decorosa (por supuesto, también delata que el rencor persistía dada la simple inclusión de esta pieza).
Hay también un homenaje a la pasión de George por el automovilismo (con dedicatoria no a uno, sino a dos pilotos F-1 cuyos nombres no recuerdo) en la genial “Faster”, quizás la mejor canción de Harrison en años, y “Dark Sweet Lady”, la primera canción escrita para Olivia. Y si me lo preguntan, es tan bella como Something (el haberme enamorado de una niña de piel extremadamente morena a los 14 años puede influir en mi percepción, no lo niego). Además está “Soft-Hearted Hana”, una canción sobre un viaje de hongos que está para cagarse de risa mientras se ingiere los alucinógenos que uno prefiera bajo una brisa de primavera.

FASTER ES LA NETA!!! Sorry, me encanta esa rola. Y por ahí hubo rumores de que Dark Sweet Lady tenía dos posibles dedicatorias: una pa Oli, obviamente.
La otra era más bizarra… resulta que dijeron que como Oli era mexicana y aquí la virgencita de Guadalupe es venerada y querida… George se la había escrito a ella.
Y no, no pongan cara de “pinche vieja loca”. Juro que lo leí en algún lugar… investiguemos….
Ora que si no les agrada la idea, piensen en Olivia y ya.





Somewhere in England - 1981

Un álbum tan malo que Warner Brothers lo rechazó a pesar de que el presidente de la disquera, Mo Ostin, era compa del buen Jorgito; sólo fue salvado de la tumba por el morbo que el asesinato de John Lennon produjo sobre todo lo relacionado a los Beatles, morbo que fue doblemente aprovechado por George al reescribir la canción “All Those Yearas Ago”, que originalmente había escrito para Ringo. Con una nueva letra que homenajeaba a Lennon, George grabó la canción conservando la instrumentación de Starr y agregando coritos y palmaditas de Paul y Linda McCartney para la que fue la primera reunión post-mortem de los Beatles. Incluso después de eso, George tuvo que cambiar algunas canciones para que le dieran luz verde.
Fuera de eso, entre lo rescatable del álbum está la campirana “That Which I Have Lost” que bien pudo ser cantada por Ringo; la feliz “Teardrops” (con todo y su irónico título) y ya poniéndonos muy flexibles, “Blood from a Clone”, notable más por su amarga letra en contra de la industria discográfica de la época (claro, eran los jodidos ochenta, ¿quién no se quejaría?) que porque realmente sea buena. Es el único disco de George que rara vez escucho (ahora que lo pienso, nunca lo he puesto de principio a fin).

Me encantan esas rolas que tienen título como pa’ abrirte las venas con una navaja oxidada y luego echarte limón, y que resultan que son toda una explosión de energía y buena vibra en la música.
Simplemente recuerden I’m Down.




Gone Troppo - 1982

“Fuck You!” dijo George Harrison al mundo con este disco. Y su declaración de principios está contenida en la genial canción “Mystical One”, que por sí misma hace que todo el disco valga la pena. “They say I’m not what I used to be/All the same, I’m happier than a willow tree”. ¡Tómala barbón! El George se nos rebeló y como John Lennon años atrás, George pasó a retirarse a una vida doméstica. Cuidar sus enormes jardines (Friar Park, su mansión, será mía cuando sea millonario), producir películas (gracias a él pudimos disfrutar de The Life of Brian, cinta que es un pecado no ver), educar a su hijo (quien en efecto, tiene excelentes gustos y habilidades musicales) y disfrutar de las carreras de autos era más importante que seguir cantando. George no tenía ya nada que decir y lo admitió con esta obra, que ni siquiera se tomó la molestia de publicitar.
Y aun así, contiene pequeñas joyas esparcidas. En adición a la ya citada Mystical One, están las pachecas “Greece” y “Gone Troppo”, la reflexiva “That’s the Way it Goes”, la tristísima “Baby Don’t Run Away” (una de las piezas más desoladas de toda la discografía harrisoniana, irónicamente en su trabajo más feliz; incluye una excelente participación vocal de Billy Preston) y por supuesto “Dream Away”, un excelente pop que sin ser pretencioso es increíblemente bueno, usado para la chingonsísima película Time Bandits de Terry Gilliam (quien no la haya visto, corra por su copia). La pieza abridora, “Wake Up My Love” puede ser castrosa o sumamente pegajosa gracias al uso que hace de los sintetizadores, que le dan frescura y un nuevo sonido a la paleta del artista. El disco más extraño de George Harrison y, aunque les duela a los críticos, uno de los mejores.

Jajajaja Disco en el que Jorgito hizo lo que se le pegó la gana.




Cloud Nine

Tras cinco años de retiro, el beatle místico vuelve por sus fueros y el ciclo que inició con My Sweet Lord se cierra perfectamente con “Got My Mind Set On You”. Si aquella fue el primer sencillo de un beatle como solita que llegó al número uno de las listas de popularidad, Got My Mind… fue el último. Aunque para ser francos, la canción llega a ser castrosa (el video sin embargo, está muuy pasable), pero funciona para promover un trabajo que se cae de bueno. El mejor álbum de George desde ATMP suena a los Beatles, suena a Georgie Beatle y suena a Harrison el maduro. El músico supo retomar lo mejor de su carrera y plasmarlo en un solo álbum. Agreguen a eso colaboraciones de Clapton y hasta de Elton John ¡y listo!
“Fish on the Sand” funciona como una canción de amor y como una canción sobre Dios, sin ser aburrida jamás, todo gracias a un tempo movido, guitarras que repican magistralmente y un George cantando con entrega. Por supuesto que “When We Was Fab”, parodia de los Beatles (incluso retoma la estructura y concepto de “I am the Walrus” de veinte años atrás) es una cancionzota y finalmente. “Devil’s Radio” tiene un tema similar al de “Blood From a Clone” del Somewhere in England, pero mucho mejor trabajado, con todo el punch del que aquélla careció. “Breath Away From Heaven” finalmente es una canción llena de misterio que nos recuerda los tiempos en los que George nos daba recitales de música oriental, aunque esta vez el sonido remite a China (por supuesto, la canción fue escrita para la película Shanghai Surprise).

Castrosa? Castrosa? CASTROSA?
Discúlpame amigo, pero a mí me encanta.
Lectores, corran a ver el video. Púshenle en Jutub y búsquenlo.
Miren que ver a “George” haciendo acrobacias es… priceless!! XD




Brainwashed - 2002

Los tiempos se veían prometedores para la carrera de George, es una lástima que después de Cloud Nine no lanzara ya nada (como solista). Como John Lennon, George se retiró cinco años, regresó con un último disco y murió. Fin del cuento. Pero al igual que Lennon, Harrison fue reivindicado con un álbum póstumo. Es aquí donde entra Brainwashed.
Grabado a finales de la década de los 90’s y lanzado el 18 de noviembre de 2002, la última obra de George Harrison es como un pequeño All Things Must Pass, pero no en el sentido negativo en que lo fue Material World, sino meramente en su esencia de mantenerse espiritual y abordar temas maduros y filosóficos. Y cómo no: George estaba muriendo, sabía que ése sería su testamento, que sería publicado y leído una vez que pasara a mejor vida.
Esperar tres lustros desde su trabajo anterior rindió frutos. Con excelente buen humor, el álbum arranca con “Any Road”, con una moraleja tan lógica que a nadie se le había ocurrido antes: si no sabes a dónde vas, cualquier camino te llevará. El resto del álbum sigue más o menos los mismos rumbos, pero nunca aburre. Hay buenas oraciones y excelentes fraseos de guitarra a lo largo de todo el plato. “Looking for My Life” y “Stuck Inside a Cloud” podrían ser los momentos más altos y conmovedores del álbum dadas las condiciones en que fue concebido (los licks de Stuck Inside a Cloud realmente hacen sentir el dolor de alguien que está desvaneciéndose de este mundo.).
La obra de George Harrison termina con “Brainwashed”, una canción de crítica social que a ratos es ácida, a ratos divertida, y alcanza su último clímax en un bello mantra en el que lo acompaña su retoño Dhani. Fin.

Snif snif…
No pos… la crónica del disco de la muerte anunciada.




Things We Say Today

George…. George… My sweet George…

¿Qué podría concluir acerca de ti? ¿Cuáles serían mis opiniones respecto de tu vida, tu música, tu personalidad?
En realidad….¿acaso es válido opinar respecto de alguien?
Yo sé que a ti no te gustaban los homenajes. Que siempre fuiste el hombre más sencillo y congruente consigo mismo que pudiera haber existido dentro de los Beatles.
Y tal vez te moleste un poco que el día de hoy todo mundo diga: “Harrison fue un buen hombre” o “George vivirá por siempre dentro de nuestros corazones” o “Te extrañamos George”.
No creo que te sintieras cómodo con eso. Pero déjame aclararte que si decimos todo esto el 25 de febrero es porque intentamos suplir con recuerdos tu ausencia.
Otro año más que nos haces falta y las dudas en mi cabeza no dejan de brotar… ¿qué estarías haciendo el día de hoy, en caso de no haber muerto? ¿Dónde hubieras festejado? ¿Qué te hubieras comprado?
Yo sé que son preguntas sin respuesta. Y eso duele.
Dejaré de lado toda aquella nostalgia sólo para decirte que siempre estarás muy presente para mí. Gracias a ti y a tu música pude conocer lugares tan lejanos como la India, o encontrar la canción exacta para declararle mi amor a alguien, o para llorar, o simplemente para agradecer que aquí viene el sol.


¿Sabes cómo te imagino? Sentado en un sillón blanco y vestido exactamente igual a como luces en la portada del Abbey Road.
Tocando la cítara y sonriendo tranquilamente, mirando la vida de los mortales y esperando el momento en que tus seres queridos se juntarán contigo….


…y echando desmadre con John de vez en cuando.


Así quiero que estés. Así espero que estés.
Muchas gracias George. Gracias por todo. Felicidades.


The Retro Girl

¿Que qué puedo decir sobre George Harrison en el aniversario de su natalicio?
Nada que no haya dicho ya. Francamente no soy de los que veneran a gente muerta y al propio George siempre le cagaron los homenajes. Y sin embrago siempre le he venerado como a nadie. ¿Por qué? Porque es mi músico favorito y dejando de lado al lado religioso, me veo identificado con su ideología de ser humilde y ver las cosas con humor –ácido, claro está–. Además su personaje es mi favorito en Yellow Submarine, “It’s all in the mind, y’know”. LOL.
Ahora que lo pienso, ni siquiera sé por qué diablos se me ocurrió hacer esto, pero sí puedo decir que disfruté haciéndolo. Rememorar la obra completa de un artista puede ser cansado pero también divertido, y qué mejor ocasión para recetarme la discografía de George que en su cumpleaños. Y que conste que soy su fan desde que era niño, mucho antes de que muriera. Es más, recuerdo que cuando iba en la secundaria mi mejor amigo solía hacerme burla por ser fan del beatle menos famoso y no de Lennon o McCartney, quienes en su opinión valían más la pena. Viví los noventas viendo cómo todos se mofaban de él y le despreciaban. Ahora que está muerto es una vaca sagrada más y todos los medios se refieren a él como uno de los tres grandes genios de los Beatles, después de tres décadas de reconocer sólo a dos genios dentro de tal grupo. Hablando de retconear opiniones Hipócritas. Pero eso sólo lo hace más divertido. Harrison podrá no ser un virtuoso en la guitarra como Hendrix, Satriani o Petrucci por mencionar a algunos, pero lo que a George le faltaba de técnica, le sobraba de creatividad. Tenía una capacidad para crear melodías (de eso se trata la música a final de cuentas, ¿a que no?) envidiable.
Y en contraste a la opinión anterior, si existe vida del otro mundo, lo único que imagino es a George cagándose de risa de que un par de pubertos que no tenían nada mejor que hacer le rindieron un humilde pero a la vez pretencioso (y sin embargo siempre sincero) homenaje en blogs que leerán 20 personas. ¡A tu salud, George, felicidades! WE LOVE YA’!


Juan Banana

martes, 23 de febrero de 2010

Abrí una caja de Pandora. Y no sé qué voy a hacer para solucionarlo. Sólo sé que dolerá el chigadazo. ¿Cuánto tardaré en arruinarlo? ¡Hagan sus apuestas, señores! Yo mientras tanto, iré a dormir.


viernes, 19 de febrero de 2010

Here in the valley of indecision...

Ah, cómo me encantan estas dos rolotas! No me las he podido sacar de la cabeza en estos días, así que...




I'll never everevererevereverever ever gonna let you go! XD

jueves, 18 de febrero de 2010

Primer aniversario!!

Yay!!! Un año bloggeando!!!!

Soy un chingón!






Por cierto, para celebrar el primer aniversario, abrí una nueva sucursal de este blogsito... ¡ahora en inglés! Deséenme suerte en el mundo angloparlante.

domingo, 14 de febrero de 2010

Feliz San Valentín

Ciudad Universitaria estaba hecha un carnaval. No cabía duda de que era 14 de febrero: listones de color rosas, rojos y blancos caían de las ventanas de los edificios y Las Islas estaban infestadas de puestos de comida, tiendas de regalos y kioskos de cartón que representaban registros civiles. Mención aparte debo hacer del increíble sistema de sonido, lo suficientemente potente para que todo el lugar pudiera escuchar la música transmitida. El sitio daba la impresión de ser una kermesse gigante: la única diferencia es que en lugar de pubertos inverbes, los asistentes eran post-adolescentes y veinteañeros.
Y todo esto en día hábil; no puedo concebir cómo es que los estudiantes eran capaces de atender a sus clases con tanto ruido y el pintoresco paisaje vislumbrándose por las ventanas.
Ahí es donde entro yo: estudiante de 19 años de Letras Inglesas, en la Facultad de Filosofía y Letras. Después de mi primera clase, supe que sería imposible concentrarme en algo que no fuera el bullicio que me invadía sin pudor. Resolví pasar el día haciendo dibujos en mi cuaderno. No podía irme, ya que a la 1 de la tarde pasaría a recogerte a la Facultad de Derecho; debía soportar pues, tal calvario. Además, probablemente te gustaría formar parte del caos total. En realidad estoy seguro de eso: en cuanto te viera me pedirías que fuéramos para allá; comeríamos hasta reventar nuestras barrigas y después me pedirás que baile contigo aunque bien sabes que soy un total desastre para llevar el ritmo con mis pies. Y si nos da el ocaso, te pondrás romántica y me recitarás una rima cubierta de azúcar, aderezada con miel, esperando que yo haga lo mismo. “Yo estudio para novelista, no para poeta”, te diré, y tú reclamarás: “Es lo mismo, eres escritor”. La verdad es que sí te escribo poemas, pero no te los muestro porque me quedan horribles, lo mío es sin lugar a dudas la narrativa. Si te declamo algo inspirado por ti, será tan malo que pensarás que lo hice sin entusiasmo o que eres una mala musa, por eso preferiría decirte algo directo, pero como siempre, terminaré cediendo, y aunque pienses que mis palabras son torpes, dirás que soy un amor.
Para ser franco, mi idea de un San Valentín contigo es algo más íntimo: abandonar las instalaciones universitarias para ir al cine, sentarnos a debatir un rato (¿llevan alguna materia filosófica en tu carrera?); me encanta verte reír, pero también adoro la mueca de enfado que haces cuando estás en desacuerdo con una de mis posturas: la forma en que tuerces la boca, dejando asomar tu colmillo izquierdo que es más largo que el resto de tu dentadura es simplemente maravillosa. Incluso tú “¡Ay, Rodolfo! ¡Tú no entiendes!” que pronuncias cuando he drenado toda tu paciencia me enternece hasta la muerte. Si nos da tiempo, te llevaría a mi casa a cocinarte un pastel; mi abuela me enseñó una receta de un pastel de zarzamora que sé que te encantaría y lo comeríamos mientras miramos la puesta del sol que desde la ventana de mi alcoba se ve divina; por mí, quédate a dormir (¡a vivir!) conmigo, pero no, tus padres te protegen demasiado, pondrían el grito en el cielo… Cierto, tienes apenas 17 años, pero no eres nada inocente, tus padres protegen con harto recelo un tesoro que no saben que yo robé hace ya algo de tiempo. Por no decir que fuiste tú misma quien me lo ofreció.
Después de este alucine, descubro que quizás lo único en lo que coincido contigo sea en lo del ocaso, pero sin la parte donde te digo rimas gastadas. Somos tan opuestos que nos complementamos. Porque no somos diferentes: tenemos distintos gustos, pero los mismos intereses; corremos en el mismo camino, sólo que cada quien lo hace a su manera y así cada uno llena las carencias del otro, ayudando a superar los obstáculos en la pista.

Y bien, la hora ha llegado, es la una de la tarde y mis clases se terminaron. Suerte que tu facultad esté a no más de veinte pasos de la mía. Me pregunto cómo irás vestida… ¿Llevarás esa boina que tanto me gusta? ¿O simplemente te amarrarás el cabello en una coleta? No, eres demasiado vanidosa para eso, tienes que lucir despampanante en una fecha como ésta, incluso si no eres realmente lo que la sociedad calificaría como una belleza. Pero para mí lo eres, y lo serías aun si fueras con tus peores fachas.
¡No me equivoqué! Llevas esa boina; te dije que te conozco. Hace perfecto juego con tus pantalones, del mismo color; la blusa amarilla te da un aire exhuberante, de jovialidad. Por supuesto, me tienes a mí, ¿cómo no serías feliz? En cuanto a mí, hice lo que pude: me coloqué mis jeans menos desgastados y tuve la decencia de ponerme una camisa. Es una camisa púrpura.
-No te queda ese color de camisa –me dices –con unos jeans de color claro; tú no tienes sentido de la moda.
-Por eso soy escritor –respondo entusiasta–… Y por eso te tengo a ti amor: para que seas mi modista personal.
Ríes suavemente. Te tomó de la mano. Estamos en la entrada de tu salón. Dos chicas salen y se colocan detrás de ti. Son Nidia y Esther, tus mejores amigas; Nidia es una buena persona, me cae bien; a Esther nunca la he tratado, sinceramente me infunde un poco de miedo.
Nidia acaba de susurrarte algo. Me parece que dijo “dile ya”. Miro con curiosidad, me devuelves la mirada y anuncias:
-Dice Nidia que si pueden ir con nosotros.
No entiendo.
-Ninguna de las dos tiene novio –comienzas a explicarme– y no quieren estar solas, prefieren quedarse con nosotros. Àndale amor.
-Además –añade Esther– yo tengo clases en Química a las 3. No estaré con ustedes mucho rato.
-Y yo –concluye Nidia– me iré en cuanto dejemos a Esther en su escuela, así no les haré mal tercio después.
Frecuentas a Nidia desde que íbamos en preparatoria y ya entonces era tu mejor amiga. Era a ella a quien quería ligarme cuando las conocí; que las cosas salieran distintas fue un agradable giro del destino, pero debido a ello es que esa muchacha le tengo un especial afecto y por ser como tu hermana, sé que siempre estarás en buenas manos si un día yo te hago falta, confío tanto en ella que me es imposible decirle que no a su petición.
Impedido de rechazar tal propuesta, termino aceptando. Comprendo que una vez que nos quedemos a solas, bajo el argumento de que ya no tendremos nada que hacer cuando tus amigas se hayan ido podré llevarte a otro lugar y seguir mi plan. Pero eso no te lo diré sino hasta que llegue el momento adecuado; por ahora me limito a asentir con la cabeza. Emocionada, me das un fuerte abrazo y una vez que me has soltado nos vamos juntos los cuatro.
A pesar de todo intentaré estar a solas contigo lo más pronto posible. Esther es guapa, ella podrá conseguirse galán fácilmente en esta kermesse masiva; la que me preocupa es Nidia, que es menos agraciada y además es bastante tímida.
Detrás de la Biblioteca Central hay una enorme lona, y parece ser que hay mucha gente. Esther anota:
-Han de estar regalando algo.
-Condones quizás –respondo con una risa; tú reaccionas con un pequeño golpe en mi brazo pero también ríes.
-Sea lo que sea, no lo sabremos si no vamos a ver nosotros mismos –sugiere Nidia.
En seguida nos encaminamos hacia allá. “Perfecto, ojalá encuentren algo que las haga querer separarse de nosotros”, pienso. Aunque no tengo nada contra las amigas de mi chica (porque eres mi chica), me siento incómodo al besarte enfrente de ellas; en todo el rato no he pasado de sostenerte la mano y ocasionales besos en la mejillas. Y con lo frío que está el día…
Tus amigas parecen preocupadas por las tareas escolares a pesar de que mañana no hay clases porque comienza el fin de semana. Y la discusión sobre los trabajos pendientes roba tu atención de manera contundente. Debo ser demasiado patético para que algo tan sencillo te aparte de mí. No encuentro táctica de recuperación alguna, y en mi momento de desesperación, te pellizco una nalga.
-¡Ay! ¡Eres un pervertido! –Me dices hipócritamente: tú acabas de darme una nalgada.
Las cosas comienzan a calentarse y estamos entrando en ambiente. Por fin arribamos a la explanada con la lona gigante. Una banda está tocando. No suena nada mal; de hecho suenan mucho mejor que la banda de mis amigos de la prepa. Están tocando covers. Al llegar suena “Conquest” de los White Stripes. Qué selección tan retorcida para un 14 de febrero; sonrío maliciosamente con la música. Nidia y Esther golpean el suelo con sus pies al ritmo de la música. Tú me dices que esa canción no te gusta y yo, por molestarte (¿te dije que me encanta cuando frunces el ceño?) comienzo a cantarte en voz alta. Retrocedes unos pasos y finalmente te echas a correr.
Te persigo por todo el jardín mientras tus dos amigas permanecen en su lugar. La canción ha terminado y el conjunto musical agradece los aplausos. Justo en el momento en que comienzan a tocar la siguiente canción (apropiadamente “Kiss Me” de Sixpense Non the Richer), te doy alcance por la cintura, te giro hacia mí y te planto un beso.
Todo es felicidad.

Han pasado ya dos horas. La banda tocó impecablemente y dejó a todo el mundo satisfecho; el cielo está despejado permitiendo que el sol ilumine con su calor a las felices parejas, ya sea las que hoy se reunieron o las que nacieron durante el concierto. Nidia lleva media hora platicando con un sujeto de apariencia nada despreciable: de cabello castaño, con un liso perfecto y ojos color miel, la piel blanca y sonrosada… quisiera ser la mitad de guapo que ese hombre; siempre supe que su carisma la llevaría lejos. La guapa Esther, en cambio, ha pasado el rato besuqueándose con cuantas personas se le han puesto enfrente y ni siquiera está ebria. Sí que sabe divertirse, aunque no es lo que yo preferiría.
El cantante despide al público y les recuerda que use condón en la noche. La gente ríe y comienza a dispersarse. Tú y yo perdimos la noción del tiempo y de todo nuestro entorno. De habernos preguntado las canciones que los músicos interpretaron, no habríamos pasado de las primeras dos.
Ahí estábamos tú y yo, tomados de las manos; ante nuestros se desenvolvía toda la explanada central del campus, “Las Islas”; las facultades de Filosofía, Derecho, Economía, Ingeniería y Arquitectura se alzaban a nuestro alrededor como una fortaleza de nuestro amor. La vista, sobra decirlo, era maravillosa.
Miré mi reloj, noté que ya eran las 3 p.m. y se los hice saber.
-¿De verdad? –grita Esther sin poder dar cuenta de lo que acabo de decir– ¡Tengo que llegar a clases!
-Tranquila –le dice Nidia–, bien sabes que tus profesores no llegan a la hora en punto y menos en un día como hoy; estarán iniciando clases en unos veinte minutos. Todavía tenemos tiempo para llegar allá caminando.
-¡Ni madres! –interrumpe Esther– No me voy a arriesgar a llegar tarde, el maestro de la primera clase es un mamón de primera. No perdona a quien entra al salón un minuto tarde.
Dicho lo cual, tu amiga salió corriendo, dejándonos atónitos. Me pareció algo divertido y nosotros hicimos lo mismo:
-¿Están listas chicas? –dije excitado– Uno… dos… y…
-¡Tres! –Gritaron juntas.
Los tres nos lanzamos en una carrera intentando alcanzar a Esther. Cuando percibí que Nidia empezaba a disminuir la velocidad, cerca del callejón que se forma entre el Anexo de la Facultad de Derecho y la Facultad de Economía, la tomé de la mano para que no nos perdiera el paso. Temiendo que te encelaras (no que seas celosa, pero siempre hay que prevenir) y para evitar que tú también te cansaras, hice lo mismo contigo. Noté que la mano de tu mejor amiga se encontraba más sudorosa que la tuya y la mía, lo cual me puso nervioso. Las dos mujeres que más me gustaron en el bachillerato, literalmente en mis manos. ¿Excitante? Por supuesto.
Ustedes dos, en cambio, se mostraban divertidas con el jueguito que nos traíamos. Cuando pasamos Economía, nos topamos con una pendiente que daba a Odontología y después de ella sólo había que girar a la derecha para llegar a la Facultad de Química. Les advertí que cuidaran sus pasos y se agarraran bien de mí para que no se tropezaran en la bajada al descontrolarse por el aumento de velocidad y la gravedad incrementada.
Como un par de niñas, una risa incontenible las atacó en cuanto el viento chocó con sus rostros al acelerar durante ese tramo.
-¡Giren! –grité al momento oportuno para encaminarnos a la recta final que nos llevaría a la escuela de Esther, si bien yo estaba seguro de que ya no le daríamos alcance pues seguramente se encontraba en su salón para ese momento.
Grande fue nuestra sorpresa el arribar a dicha Facultad. El lugar estaba hecho una fiesta, inclusive había más escándalo que en la explanada principal de donde veníamos.
Más tranquilos, buscamos a Esther. Necesitaba encontrarla para entregarle a Nidia y así quedarme a solas contigo y llevarte a mi casa. Mientras recorríamos el patio una voz familiar gritó en dirección nuestra:
-¡No puede ser! Pero si es…
César te reconoció al instante, incluso desde lejos. Nunca olvidaré a ese tipo, tu exnovio en el último año de prepa, siempre tan arrogante conmigo. Y sé que hoy me odia, porque al final yo me quedé contigo. En cuanto a mí, me importa un comino lo que haga con su vida.
El imbécil se acercó a nosotros y te saludó efusivamente, por no decir que te abrazó con extremo cariño. A Nidia le dio un amable pero convencional beso en la mejilla y a mí simplemente me dirigió un frío “hola”. Sin perder el tiempo, se volvió a ti y continuó su efusiva bienvenida:
-¿Qué los trae por aquí, amigos? –¡Argh! ¡Hipócrita! Si él siempre fue un desgraciado con la pobre Nidia. Cuántas veces tuve que defenderla de sus burlas; incluso a ti te dejó muy mal parada cuando te puso el cuerno con una zorra de quinto año. Pero allá él, que gracias a eso pude acercarme más a ti y conquistarte.
-Venimos a ver a Esther, ¿sí te acuerdas de ella, verdad? –le explicaste; él asintió con un gesto –Ella estudia aquí y la estamos buscando; ¿le has visto?
-No… pero cuéntenme, ¿qué ha sido de sus vidas? ¿Siguen juntos ustedes dos?
-Claro que sí –dije con una exagerada sonrisa, tomándote de la cintura –y así será por mucho tiempo, ¿verdad mi amor?
-Así es –agregaste–, ¿quién lo quiere, quién lo quiere, mi bebé?
Nos dimos un par de besos rápidos en la boca y luego sonreí. El idiota nos felicitó de manera poco convincente, y puntualizó:
-Está bien… me alegró por ustedes… y perdónenme si en el pasado me comporté como un desgraciado… –luego me miró, me llamó por mi nombre y me dijo:– ¿Me la prestas por unos minutos? Prometo no hacer nada, sólo quisiera hablar con ella y aclarar algunas cosas.
No supe qué responder. Busqué tu mirada esperando un gesto que solucionara mi dilema. Finalmente me diste la solución, aunque no la que yo esperaba… Aceptaste ir con él. Dudoso e inseguro, te dejé ir, y me fui caminando con tu mejor amiga.
-No te preocupes, te la cuidaré bien –concluyó él con cinismo mientras nos alejábamos.
Desde una jardinera te estuvimos observando. Nidia me expresó el amor que te tiene y el odio que debido a ello siente por tu exnovio. Pasamos los siguientes minutos echando pestes del susodicho; fue tan entretenido y relajante que por unos instantes dejé de preocuparme de ti. Comprendí entonces cuán importante es Nidia para mí. Cierto, tú eres mi novia y la persona que yo más amo. Pero Nidia es como mi hermana, y creo que la aprecio tanto como a ti. Y eso no está mal. Es el poder de la amistad, que a final de cuentas también es un sentimiento y por ende una expresión de amor. Además, ustedes dos se quieren tanto que yo jamás podría separarlas, y con toda seguridad me dejarías a mí antes que a ella. Somos un trío, ustedes dos son mi segunda familia.
Agradecí a Nidia su apoyo en esta situación con un abrazo. Cuando nos separamos ella señaló en dirección a la que te habías ido, diciendo con una expresión de espanto:
-¡Mira!
Lancé mis ojos hacia donde ella había señalado. Tú venías de regreso, envuelta en lágrimas. Nos contaste cómo trató de obtener no sólo tu perdón, sino también una segunda oportunidad. Y por alguna extraña razón, tú se la diste. Él te besó y…
Estallé en cólera cuando mencionaste el beso. ¿Por qué? ¿Por qué carajos lo hiciste? No supiste bien qué decir, pero balbuceaste algo sobre lo conmovedoras que fueron sus palabras, que él dijo seguirte amando, que prometió amarte más de lo que yo jamás lo haría y finalmente te robó el beso.
Pero igualmente admitiste que no lo hizo mal y que por un instante quisiste tener una aventura y divertirte un rato para descansar de mis cursilerías (¡¿qué?! Pero si soy meloso contigo es porque tú así lo pides). No dijiste nada sobre extender el momento a una relación clandestina propiamente dicha, insististe en que solamente sería ese beso. Y te creo. Te creo y siempre te creeré. Así de ingenuo es el amor.
Además en cuanto terminó tu fechoría recibiste tu castigo, cuando una chica rubia, alta y de cuerpo perfectamente torneado se acercó a tu cómplice y lo saludó con un beso en la boca. Él la abrazó por la cintura; “lo siento, ella es mi novia” se explicó. Le reclamaste por su discurso sobre que todavía te ama y lo de querer una segunda oportunidad para conquistarte. “Sé que te gustan las palabras dulces, así que caerías. No me iba a morir sin besarte algún día y por eso lo hice; lo siento, pero estuvo chido, feliz San Valentín” fueron sus palabras finales, las que hicieron explotar tus ojos salpicando tu precioso rostro de un fluido agrio como tu propio malestar. Por eso llegaste hecha un desastre con Nidia y yo.
-Perdóname Nidia, pero no quiero estar aquí, ¿te molesta si te dejamos aquí? –aun en un momento de tragedia, no perdiste la cordura con tu mejor amiga.
Ella accedió y dijo que no te preocuparas, que lo comprendía todo. Nos dio su bendición y un último abrazo. Se expresaron su amor con fuerza tal que pareciera que jamás volverían a verse.
-Cuídala mucho –me dijo poniendo su mano en mi hombro. Repitió la misma frase casi en un susurro mientras tú y yo nos alejábamos.

Caminamos hasta el metro Copilco donde tomamos un camión que nos dejó a una cuadra de mi casa. Todo el camino estuviste callada. Tus llantos habían cesado y aparentabas tranquilidad. Empero, tu respiración se delataba agitada. ¿Cómo podría convencerte que no tenía rencores? Todo fue culpa de aquel infeliz, y está comprobado científicamente que la monogamia no es parte del instinto humano, por lo que siempre estuve dispuesto a aceptar que algún día te echarías una cana al aire y eso no me molestaría siempre que no me dejaras de querer; probablemente esa misma tarde, de no haber vuelto tan pronto, yo me hubiese besado también con Nidia y no habría cambiado un ápice mis sentimientos por ti. O tal vez no… precisamente porque te quiero tanto probablemente me negaría a cualquier impulso. De un modo u otro, a oportunidad no se presentó y ya nunca sabré qué tan leal puedo serte.
Una vez que llegamos a mi casa, te senté en mi cama (qué bueno que mi hermano mayor ya no vive con nosotros y que mis dos padres trabajan de sol a sol) y con mi propia sábana enjugué tus lágrimas. Después, para mostrarte mi amor absoluto, yo mismo chupé la tela como queriendo absorber el residuo que en ella había quedado. Sonreíste tímidamente y me abrazaste. Besé tus mejillas y tú mi cuello. En cuestión de minutos, estábamos haciendo el amor.
Cuando terminamos, permanecimos desnudos. Me pediste que así fuera para que los dos nos purificáramos de todo lo que había ocurrido esa fatídica tarde. Acepté sólo para poder ver tu ombligo, que rara vez muestras. Reconozco que al principio me sentí avergonzado: mi cuerpo lampiño me da la apariencia de un puberto de doce años, no soy nada agraciado y finalmente mi casa es un lugar de locos, irónicamente es el último lugar en el que me pasearía desnudo.
Pero al tenerte aquí, ataviada con las mismas ropas que yo, por primera vez sentí que ese lugar era mi hogar. Tú así lo hiciste.
-¿Quieres que te haga un pastel de queso con zarzamora? Sé que te encantará, cariño
-Está bien, lindo.
-¿Quieres ayudarme?
-¡Seguro!
Cocinar ese pastel fue más erótico que hacer el amor para ser sincero. Al final, terminamos embarrados de queso crema y como es obvio, nos limpiamos el uno al otro con nuestras propias lenguas. En mi sillón. Mientras el pastel se horneaba. Ahí mismo, en el sofá color púrpura en el que veo televisión desde niño, volvimos a hacer el amor. Fue suculento. Eres una delicia, amada mía.
-Después de esto –te dije mientras seguías jadeando–, ¿todavía crees que valía la pena besarte con ese sujeto? ¿Aún dudas de mí?
-¡Para nada! –me dijiste riendo. Te veías tan hermosa esa tarde.
-Te amo.
-Y yo a ti.
El pastel terminó de hornearse. Tú misma lo sacaste del hornito en mi cocina y lo metiste en el refrigerador. Mientras se enfriaba, escuchamos música. Sé cuánto amas “Love Me Tender” de Elvis Presley por lo cual fue la primera canción que programé en mi computadora, conectada a un par de potentes bocinas. Bailamos la melodía; fue algo suave y lento.
La canción terminó y sonó “Soñé” de Zoé. Al mismo tiempo que tú la cantabas, fui por la tarta y te la entregué. La coloqué en tus manos junto con un enorme y filoso cuchillo. Cortaste un pedazo y le diste una mordida. Con tus propias manos, llevaste el mismo pedazo a mi boca para que yo también le diera un mordisco.
-Mmm –dijiste.
-Sabía que te encantaría.
Cortaste otro pedazo para mí y lo colocaste en mis manos. Cada quien comió su pieza lentamente. Engullías con alegría tal que no dejé de pensar en lo hermosa que te mirabas en ese preciso momento. Supe que de alguna u otra manera, tendría que inmortalizar el instante.
Terminé mi bocado un poco antes que tú. Fui a dejar el plato con lo que quedaba de pastel y lo dejé en la mesa de la cocina. Volví hasta ti y te tomé del cuello por la espalda; acaricié tus senos y metí un dedo en tu vagina. Tú lanzaste un tenue gemido ahogado por tu ruido al tragar el último bocado de tu postre. Seguí abrazándote; cerraste los ojos en medio del placer.
-¿Qué es eso? –preguntaste al sentir algo frío y ligeramente cortante.
-Oh, nada mi amor. Sólo estoy jugando. –Reíste, sentiste coquillas.
Con la punta del cuchillo recorrí tu cuerpo hasta llegar a tu garganta. Antes de que pudieras darte cuenta, tiré enérgicamente. La sangre salpicó con tal fuerza que el plato donde otrora estuviera servido tu pedazo de pastel, quedó manchado de un tinte rojo. Te dejé caer. Hiciste un ruido seco al golpear el piso. Inerte. Bella. Tú.
Tu cabeza es un lindo trofeo en mi recámara. No sabes lo hermosa que te ves, con tus ojos abiertos y vivarachos. Sé que él te lastimó querida mía; ahora ya no podrás sufrir más, y yo te tengo para mí solo. Nunca más te arriesgarás a dejarme por imbéciles que no te merezcan y te lastimen. De ese modo, todos ganamos.
Feliz San Valentín querida mía. Te amo.

Tee

OK, para que no digan que soy emo ahí les va algo más liviano: feliz San Valentín

Tener
Un amor
Junto a mí

Sentir
Un gran amor
Hacia ti

Creer
En él
Hasta morir

Creer
En él
Hasta morir

Y yo
Estoy feliz
Te tengo a ti

Quisiera
Irme a vivir
Lejos de aquí

Soñar
Y al despertar
Tú estés ahí

Jugar
Con tu cabello
Imaginarte
Solo a ti

Tener
Una esperanza
Y poder
Sobrevivir

Ser parte
De tus sueños
Permanecer
Dentro de ti

No puedo más
Estar sin ti
Te quiero a ti


Angel Cosío - Jonathan Vega

Imagino

Imagino que te quiero, que te necesito
Imagino que sin ti no soy nada
Realmente no lo sé, siempre has estado
No sé qué podría provocar tu ausencia
Evitaré conjeturas adelantadas
Sólo te pido que te mantengas cerca
A cambio te daré lo que quieras
Diversión y comprensión si lo pides

Tal vez realmente no te necesito
Tú no me das de comer, no produces aire
Eres importante, mas no fundamental
Sin embargo eso tampoco lo comprobaré
(No, no me arriesgaré)
Porque nos estimamos demasiado
Será difícil que uno abandone al otro
Para cuando suceda estaremos preparados
Así fue como se forjo nuestra alianfianza

Imagino que no sabes nada de esto
Imagino que no te preocupa lo que yo siento
Siempre has sido así, tan inocente
No vislumbras el futuro cercano
Eres feliz en el presente
Lo cual me parece admirable
Por ello es que te respeto
Quisiera que...

The Curls of a Long Haired Woman

We met in the first day of June
It was morning but you could still see the moon
Her hair was long up to her waist
It was also curly, it was no waste
She asked my name and didn’t tell hers
But she was so beautiful I thought “Who cares?”
We spoke for a little while
We were gonna be in the same class next year
And the next year was getting near
But the waiting seemed as long as walking a thousand miles

On summer’s eve I got to know her name
She was Columba, a girl with plenty of fame
The most intelligent student in my school
With a strange beauty nobody else understood
A beauty only I could see
That’s why I thought my road to her would be free
Finally three long months had to pass
To see her again; her curls were longer
My desire for her got stronger
It was a challenge for me to have her in my class

It was all about to begin
When I noticed her soul was so pure with no sin
She used to look at me and smile
I used to get nervous ‘cause she had the best style
I finally talked to her, she laughed
And told me some important things between paragraphs
I lived a bus stop before her
We caught the same bus and chatted all the way home
I said lots of things, she said some
We said good bye, I wanted to go back there

She was pretty happy at the start
I shared with her everything inside my heart
Until she knew I was insane
Things changed and she started to complain
Then everything went very hard
In desperation, I sent her some postcards
She just ran away from the bus
Never shared it again
The end of the first chapter; and then
Somebody hit my back and put me a cross

I had a bad year, let me say
She was carved in my mind, each and every day
I couldn’t avoid going mad
If not, I ran behind her; she made me sad
For the first time I got the blues
To beg her or write her poems had no use
One by one, all the stars fell down
Depression came along, ‘til I became numb
From the world I hided, I was deaf and dumb
The king of the losers without his gold crown

I always went to extremes
Didn’t realize I was killing my dreams
A teenager with his first love
Waiting for the arrival of a white dove
With a leaf and a solution
I gave her presents, looking for absolution
She said “Thanks, but that’s not the way
Love is something you can’t buy, not on one night
You’ve got to earn it, is that alright?”
We were friends, but some times she threw me away

Later, she met some of my old friends
We were together, but we were in the ends
My pal Joseph fell in love too
They turned out to be great friends, and they were so true
For her we could die in a can
Her curls were still owned by a foreign man
I saw her kissing her boyfriend
Just a week before Valentine’s Day
So sad I cried all my tears away
Only rival Joseph had a hand to lend

We made a deal for gentlemen
We’ll help each other, but then again
Battle was coming between us
Because of the differences I was a ghost
As he was on the top of the ladder
Lots of details around us began to gather
Now we couldn’t trust anymore
And Columba was in the middle of the walls
And like a piece of glass when it falls
Everything broke when Columba crossed the door

Of course, she was on Joseph’s side
I was defeated, I got nothing to hide
I admitted it, that wasn’t enough
Joseph thought I would return like a bad cough
Without words, he stabbed me in the back
Killed the few affection she had for me; it all cracked
As if I was the devil she hated me
Furthermore, I lost all my old friends for free
What was it he wanted? I don’t know
I had to run away with my feelings low

For a year, I hated both of them
I lost a friendand I lost the most precious gem
They were lovers for a few months
That was it, their love worked for only two months
After that, they tore it all apart
An obsession grew in the depths of my heart
I fell in love with other girls
Then learned to live without her. Had a good year
When everything was cool and clear
However I still missed Columba’s long red curls

It’s been three years since the first time
Maybe three and a half, I think it’s no crime
I’m feeling fine, walking in the mall
Turn around the corner, a girl’s voice calls
It’s Columba, but she’s changed
Her hair is yellow; she has no curls... strange
Says hello, I say it back to her
We don’t stop to speak; we just go on our ways
I’m cured, I wouldn’t come back anyway
But I wonder why she was so sweet, so I stare
It’s good to see her pretty face
She lives in my dreams and that’s the case

domingo, 7 de febrero de 2010

De muertes truncadas y eventos deportivos

El 17 de marzo de 2007, The Who tocaría en el Foro Sol como parte de la gira promocional de su álbum Endless Wire, y mi papá y yo, fans del grupo, teníamos nuestros boletitos listos desde semanas atrás. Sería una gran noche sin duda.

Excepto que unos días antes, Roger Daltrey, vocalista del grupo, declaró sentirse enfermo de la garganta y el concierto en la Ciudad de México se pospuso por tiempo indefinido. Con prontitud Daltrey se recuperó y la banda siguió su camino, de manera tan conveniente que hasta resultó bastante sospechosa (la tocada en México fue la unica "afectada" por la supuesta enfermedad del cantante). Comenzaron a surgir rumores concernientes a que la verdadera razón del incidente fue que los boletos no se habían agotado; peor aun, apenas se vendieron la mitad de las entradas, y por ello los músicos se ofendieron y ante una ganancia menor, decidieron cancelar su visita.

No fue la primera vez que ocurre algo así en este país ignorante: en 1992, las ventas para un par de conciertos de Bob Dylan resultaron fallidas y en 2001, Eric Clapton apenas llenó dos tercios del mismo recinto en que ahora se presentarían Los Jú. Y sin embargo, tanto Dylan como Clapton prosiguieron con sus recitales y complacieron a los fieles asistentes (bueno, más o menos en el caso de Dylan, pero me consta que Clapton sí rifó y fue ovacionado) independientemente de la cantidad de asientos llenos o vacíos.

Con estos antecedentes, los fans mexicanos nos mantuvimos crédulos y leales: "¡NO! No harían eso a sus seguidores mexicanos. ¡Ocesa y Ticketmaster prometieron que regresarán!".

La gira terminó, los venerables músicos se retiraron a sus casas a contar los billetes ganados y el nombre de México nunca más volvió a ser pronunciado por el legendario cuarteto-trío-dueto. Eventualmente Ticketmaster tuvo que anunciar que en efecto, ya no volverían a nuestra tierra y procedió a reembolsar el dinero de los boletos. Con mucha tristeza, entregué mis preciados boletos; yo quería conservarlos de recuerdo pero mi papá necesitaba el dinero porque...

El 17 de marzo de 2007, mi debilitado cuerpo no soportó más los malos tratos que durante los últimos ocho meses le había dado y se colapsó. Por poco y no la libro, esa noche y la siguiente fueron las peores de toda mi vida. La cuenta de hospital fue, como era de esperarse, bastante elevada; por ello es que cada peso contaba y mi padre no dudó en exigir su reembolso por el concierto cancelado de The Who en cuanto se puso en marcha esta acción.

Esto me pone a pensar... En una realidad alterna en la que sí se efectuó el concierto, probablemente comencé a sentirme mal a la mitad de la tocada. Pero habría fingido encontrarme bien para no preocupar a mi papá; no permitiría que no presenciáramos completa la actuacion de nuestros ídolos. Me aferraría con todas mis fuerzas y si eventalmente los síntomas aparecían sin control, lucharía contra la precoupación de mi padre: "No te preocupes pa, sólo estoy sangrando". Converncerlo de que me encontraba bien.

Pero sin atención medica, en el frío de la noche y con el ajetreo de un concierto (en lugar del tranquilo reposo que una cama tibia ofrece), seguramente no hubiese soportado tales circunstancias y finalmente hubiera expirado. Morir al grito de "Then I'll get on my knees and pray... WE DON'T GET FOOLED AGAIN!!"... No, mejor durante el climax de "Baba O'Riley", mi canción favorita, justo al final de la pieza, cuando la música se acelera, se acelera, se acelera, y luego se detiene de golpe. Caer inerte justo en ese momento: alcanzar el final de mi vida en cuanto la música encontrase su propio final. Qué buena muerte, carajo. Nada mal para alguien que se caracterizó por su impulsividad casi suicida.

¡Pero nel! Gracias a los mariquitas, ególatras y capitalistas Pete Townshend y Roger Daltrey, mi muerte roquera no se llevó a cabo. En lugar de eso, pasé la más horrible noche de mi vida y fui sometido a un confinamiento que no le deseo ni a mi peor enemigo (que ahora que lo pienso, no tengo enemigos). ¡Los odio, The Who!

Desde entonces odio con odio jarocho a esos dos, y no he vuelto a escuchar el mentado Endless Wire a pesar de que no está nada mal (aunque por supuesto, sólo odio a los ancianos empresarios; sigo amando a los rebeldes detrás de "Boris the Spider" y "The Seeker" y jamás dejaré de escuchar piezas como aquéllas). Por mí que se pudran en estiércol.

Eventualmente tendría mi compensación: un año depsués, papi Dylan tocó en el Auditorio Nacional y esta vez no lo dejé escapar. Estuvo bien bueno. Sólo por él valió la pena haber sobrevivido a la noche del concierto cancelado.

Y ahora... esta noche es el Super Bowl número... no me acuerdo cuántos van, creo que es el cuarenta y tantos. El caso es que el espectáculo de medio tiempo consistirá en... sí, así es, ¡The Who! ¿Ha llegado la hora de perdonarlos? Supongo que sí, han pasado ya casi tres años desde entonces y guardar rencores nunca ha sido lo mío. Además ellos compusieron y grabaron "Behind Blue Eyes", no podría no perdonar a genios como esos. Siempre y cuando el show sea satisfactorio, porque si salen con una mamada...

Están advertidos.