lunes, 1 de febrero de 2010

Llegando lejos: el verdadero inicio del año

(Antes de comenzar a leer, ponerle Play a la canción por favor)

Siempre consideré que 2009 comenzó el 10 de enero. Porque inicié dicho año sin concluir un asunto pendiente que arrastré durante los primeros nueve días del mes de enero y no fue sino hasta entonces que los lastres que cargué en 2008 encontraron su resolución. A partir del día siguiente comenzó una nueva etapa para mí. De ahí que considere que hasta el siguiente día iniciara 2009.

En este orden de ideas, el segundo día del nuevo año, el domingo 11, efectué con algunos amigos un viaje a Valle de Bravo que realmente marcó la renovación que en mí se daría: empecé la jornada francamente devastado y volví a mi casa con una sonrisa en el rostro, la sonrisa más sincera que había mostrado en mucho tiempo.

Aquél no fue el primero ni el último viaje emprendido a Valle; aunque mis amigos hicieron un par de visitas más al lugar, no pude incorporarme debido a compromisos escolares u otros impedimentos, sin embargo, las excursiones a esta localidad en el oeste (ya que andamos encariñados con la canción Go West de los PSB) del Estado de México siempre han sido importantes para nosotros más allá del mero viaje de placer debido a las labores que ahí llevamos a cabo.

En el municipio habita una comunidad de indios mazahua, la etnia más numerosa del Estado de México y zonas aledañas. Como es de suponerse, los individuos de este colectivo se hayan sumidos en una situación de pobreza permanente. Por esta razón, mi amigo Ricardo Bragado ha emprendido una campaña de apoyo a estas personas como parte de una serie de proyectos de labor social en los cuales, dicho sea de paso, yo formo parte.

Principalmente y hasta la fecha, el apoyo se limita a la donación de ropa, pero deseamos poder expandirlo en la medida que nuestras propias capacidades económicas nos lo permitan; de momento esto es lo que se puede hacer y lo hacemos con gusto. La última de estas donaciones se llevó a cabo el día de ayer, después de un periodo de acopio de alrededor de un mes y medio.

La entrega se hizo, sin mayores contratiempos, a un costado del mercado de artesanías del pueblo. Llevamos una camioneta llena (en el camino tuvimos que ir sentados sobre las bolsas de ropa) de prendas clasificadas según el tipo, sexo y edad, las cuales fueron vaciadas en una pequeña plaza de reunión de la comunidad. Sobra decir que todo voló: en alrededor de media hora, la montaña de tela había quedado reducida a un montoncito. Y todo se llevó a cabo de manera tranquila y amable, sin personas peleándose por las prendas o abusivos acaparadores; la gente se mostró humilde y accesible todo el tiempo, desde niños pequeños hasta ancianos.



En general, siempre he pensado que los primeros días de cada año son un poco flojos y es hasta que comienza febrero que doy por empezado el año. El hecho de que la primera acción importante que llevo a cabo en 2010 haya sido ayer es quizá la mejor forma de demostrar mi punto, simbólicamente, apenas dio inicio. Además, que esto sucediera en el lugar donde di por iniciado el año previo es una manera por demás simbólica de cerrar el ciclo y de ese modo, el año, de manera efectiva.

Más allá de eso, hubo un detalle extra que hizo que todo cuajara y se consolidara la metáfora que estoy utilizando: en mi visita de enero de 2009:

Si bien la atracción principal de Valle de Bravo es la laguna ubicada junto al pueblo, existe además un par de cascadas de acceso al público a pocos minutos de dicha zona a las cuales acudimos por primera vez el 11 de enero del año pasado. La primera de ellas es la Cascada Avándaro que se ubica sobre la carretera a dicha localidad; se trata de un riachuelo que corre desde una elevación y cae hasta el nivel de la carretera, con la que se cruza y a partir de entonces continúa su flujo de manera subterránea. Al ser una corriente angosta, puede caminarse por la ladera y subir hasta el nacimiento de la cascada, el camino no es muy empinado y la cascada en sí, más que una gran caída de agua a manera de cortinas (como se ve en la televisión), parece una serie de escalones alfombrados por un pequeño chorro de agua. No obstante, el trayecto es un poco largo por lo que las veces anteriores nos quedamos siempre a la mitad del camino antes de hartarnos y regresar a la carretera.

Ayer estuvimos a punto de rendirnos de nueva cuenta, pero decidimos no irnos de ahí hasta no llegar al nacimiento de la cascada. Nos tomó un poco de tiempo, pero finalmente llegamos. Debo admitir que no fue ninguna gran proeza y en realidad el final del camino resultó un tanto decepcionante: no había más que árboles y un charquito, nada que fuera impresionante.

Todo lo contrario sucedió con la segunda cascada. La Cascada Velo de Novia, lo suficientemente reconocida como para ser publicitada como otra de las atracciones turísticas de Valle de Bravo, se ubica en un bosque y su apariencia es más tradicional. Al ser –ésta sí– una verdadera caída de agua, es completamente vertical por lo que es prácticamente imposible escalar hasta el punto en que la cascada comienza; sin embargo, lo que sí es posible (aunque un poco difícil) es acceder al punto exacto en que el agua cayendo toca tierra. El suelo del río que corre es bastante rocoso por lo que, brincando de pierda en piedra se puede llegar hasta el lugar preciso, y al igual que con la cascada anterior, desde la primera vez que estuvimos ahí decidimos llegar hasta allá, y a diferencia de la Cascada Avándaro, Velo de Novia sí representa un reto, razón por la que tampoco habíamos sido capaces de cumplir nuestro objetivo.

La primera ocasión que estuvimos allí, hace un año, los demás se quedaron a la mitad del camino; yo en cambio, me resbalé en la primera piedra y casi caigo al agua, que corría con la velocidad suficiente para arrastrar a una persona río abajo, o al menos así lo percibí. Eso fue motivo suficiente para acobardarme pensando: “Ni madres, me acabo de salvar de un atropellamiento, no salí ileso para que en dos meses me muera ahogado en un río” y lo dejé por la paz. Realmente exageré como una bebita, y probablemente siempre estuve conciente de ello, así que tomé la decisión de que algún día llegaría hasta el final.

Y finalmente, ayer lo conseguimos.

Fue difícil, fue cansado y como es obvio, terminamos empapados. Pero valió la pena. Sentir el agua fría cayendo sobre tu espalda se sentía y salpicándote las piedras se siente como un chingadazo. Pero fue un chingadazo plenamente satisfactorio. La sensación no tiene madre y mirar hacia arriba estando allí es simplemente hermoso.


Así, terminé enero de 2010 cumpliendo un pequeño reto que me impuse en enero de 2009. Listo, el objetivo se cumplió y el círculo se cerró… justo un año después. Ahora sí terminó 2009 y entra de lleno el 2010. Hora de iniciar un nuevo ciclo con nuevos retos. Y como mañana inicia el nuevo semestre en la UNAM, allí estaré para comenzar mi titulación. ¡Avancemos, chingá!

En cuanto a nuestra campaña de beneficencia, espero podamos llevar a cabo la próxima colecta lo más rápido posible para entregar las cosas con prontitud; alguien por ahí sugirió además organizar una recaudación de juguetes para el día del niño, moción que yo secundo. Quien sea que nos desee apoyar, o mejor aun, sumarse a la causa (por cierto, advierto: no deducimos impuestos, no somos Televisa, así que si te quieres unir que sea por convicción propia), lo agradeceremos infinitamente; además como acabo de demostrar, aunque no damos comprobantes fiscales, participar en estas acciones siempre será divertido. No hay nada mejor que hacer las cosas bien y disfrutar el momento. He dicho.

4 comentarios:

Veggie Popper dijo...

Lo de la canción de Fragma es porque sólo traíamos un CD en la camioneta por lo que terminamos escuchando la misma música una y otra vez, y de todas las cancionees que traía el disco es la única que me gusta, de modo que esa rola es oficialmente el sountrack oficial de nuestro viaje XD (debimos haberla escuchado por lo menos unas 10 veces en el transcurso del día :O)

Admito que llegué a mi casa a las 11 de la noche cansado, mojado y con frío, pero... ¿que sí valió la pena? ¡AWEBO! ¡Por supuesto que lo valió!

G. dijo...

Que bueno que hagas tu lado altruista, y tu grqanito de arena....pero no volverás hacerlos si vuleves a llamarme por mi primer nombre!!!!! te mataré y alimentaré perros con tus restos ¬¬#

Jaime dijo...

Si yo contara el paso de los años como lo haces tú, seguiría en 1998.

The retro girl dijo...

Magnífico inicio de año, no te parece?

XD

y...bueno.... la rola está chida.