jueves, 25 de febrero de 2010

Something in the Way He Played

Continuando con esta reseña sobre Jorgito, pasemos a revisar sus obras.

Wonderwall Music - 1968

Ya en 1966 Paul McCartney escribió en colaboración con George Martin la banda sonora de la película The Family Way. Ahora fue el turno de George Harrison musicalizar un filme, esta vez Wonderwall, de Joe Massot. Éste simplemente le dijo al Beatle que pusiera en la película la música que se le hinchara la gana y el curioso George, en pleno 1968, optó por la música hindú. Pero también incorpora piezas occidentales, con instrumentos convencionales. El resultado es sorprendente al ser una magnífica mezcla de culturas y músicas enteramente contrastantes. Con todo y que es totalmente instrumental, jamás se vuelve aburrido o repetitivo. ¿La favorita? Obviamente “Drilling a Home”. Y sí, de aquí sacó Oasis el título para su canción más famosa. Sin mencionar que fue el primer disco lanzado por la disquera Apple.
Esto demuestra la indiscutible capacidad de Harrison para hacer bandas sonoras. En serio, chéquenlo si pueden.

Electronic Sound -1969

La música avant-garde se había apoderado de los Beatles, pero estaban conscientes de que el género no iba con ellos, así que McCartney se guardó su “Carnival of Light”, John lanzó sus proyectos Unfinished Music fuera de la agrupación y George sacó como solista este Sonido Electrónico. ¿De qué se trata? Exactamente lo que dice la caja: George jugando a producir soniditos electrónicos del sintetizador Moog que se había comprado recientemente, antes de estrenarlo propiamente con los Beatles en Abbey Road.
Con solo dos “canciones”, Electronic Sound se convirtió en uno de los primeros (algunos dicen que efectivamente fue el primero) álbumes comerciales de música electrónica. He aquí una prueba de que la trascendencia no requiere ir de la mano de la calidad

Bien dicho banana!!! Bien hecho, George.


All Things Must Pass -1970

Un poema de Bob Dylan musicalizado por George da inicio a esta obra diciéndonos lo que está por venir: melodías tranquilas y letras introspectivas y espirituales. Pero All Things Must Pass es más que eso: tenemos momentos ásperos como en “Wah-Wah”, diátriba contra Paul McCartney a raíz de sus diferencias durante las sesiones de Let it Be; hay también momentos de regocijo en “Apple Scruffs” y al final del álbum encontramos unos palomazos bien buenos. Y cómo no iban a estarlo, si en la grabación de este disco monumental participaron gente del calibre de Eric Clapton, Klauss Voorman, la bandota Badfinger y hasta Peter Frampton y Phil Collins tienen un par de apariciones especiales Eso sin mencionar la divertidísima “It’s Johnny’s Birthday” (grabada específicamente para John Lennon el día de su cumpleaños número treinta). Además de la archiconocida “My Sweet Lord” otras gemas en este discotototote (literalmente: fue el primer álbum triple de la historia) son “What is Life” (otra archiconocida), la relajada “I Dig Love” y la atmosférica “Art of Dying”, mi favorita del disco debido a su pared de sonido; por supuesto, el trabajo es co-producido por Phil Spector.
Además de la pléyade de involucrados, podemos achacar la calidad del material al hecho de que en su mayoría se trata de canciones que George escribió en el seno de los Beatles pero que sus jefes (léase Lennon y McCartney) no le dejaron grabar. De modo que podríamos considerar a ATMP más bien como un disco recopilatorio o un bootleg oficial, pues los temas más que nuevos, eran simplemente inéditos (por ejemplo, My Sweet Lord había sido grabada y lanzada un año antes por Billy Preston).
Dicen que la tercera es la vencida, y el tercer disco solista de George Harrison es sin duda su obra maestra. Para los que digan que fue un hombre gris y aburrido, estamos ante la obra solista mejor criticada y vendida de todos los exbeatles. Ahí no’más.

¿YA ESCUCHARON ESTA MARAVILLA? Si es así, mojen sus dedos en agua bendita y acaricien sus oídos. Han sido bendecidos.

Si no es así…. ¡Corran a escucharlo!




Living in The Material World - 1973

O “All Things Must Pass 2: Things I forgot to say”. El disco es realmente eso: canciones que lírica y musicalmente son idénticas a lo que ya se escuchó en el trabajo anterior, dando la impresión de que realmente Living in The Material World era un remanso de sobras de su predecesor. Pero no es así, los temas son nuevos, con la excepción de “Try Some, Buy Some”, que había sido escrita para Ronnie Spector; en un acto de inconmensurable hueva, George usó exactamente la misma grabación que Ronnie y simplemente sustituyó la voz de la señora por la de él. Y sin embargo, no sólo funciona, sino que es la mejor canción del disco y hasta David Bowie (¡DAVID FUCKING BOWIE, por el amor de Dios!) le hizo un cover.
Quizás el ambiente de repetición que invade el disco sea producto de un periodo de valemadrismo creativo de parte de Harrison, o simplemente sintió con sinceridad que había encontrado su estilo, pero de un modo u otro, cuenta con composiciones propias que lo distinguen. Ahí está “Give Me Love (Give Me Peace on Earth)”, otro de los exitazos del buen Yorch. “The Day the World Gets Round” tiene un comienzo aparentemente feliz, pero tan solo un par de instantes después cae en una ominosidad apabullante, una canción para cortarse las venas durante un viaje lisérgico; “Don’t Let Me Wait Too Long” en cambio, tiene un ritmo jovial a pesar de ser una súplica lastimera, es de esas canciones que se te pegan y cantas felizmente pero que si te pones a pensar, no es nada feliz; además su riff en guitarra slide se repetiría una y otra vez a lo largo de toda la obra harrisoniana posterior, y me parece interesante (por no decir repulsivo) que nadie haya hecho esa mención, a pesar de que estamos ante el riff primigenio de este guitarrista (sería como el equivalente a “Jumpin’ Jack Flash” para Keith Richards o el álbum The Joshua Tree para The Edge).

JAjajaja Se nota que a mi socio no le gusta Bowie, ¿verdad?




Dark Horse - 1974

También conocido como “Dark Hoarse” (“El ronco oscuro”) debido a que durante su grabación George padeció de laringitis por lo que a lo largo del álbum (y de su gira promocional) su voz se escucha como una mezcla de Alex Lora con Joaquín Sabina. Y sin embargo, ¡se escucha chingonsísimo! Si George hubiera cantado así toda su vida, sus canciones partirían culos, me cae de madres; funciona tan bien que no me imagino cómo sonaría “Maya Love” (un viaje de berreos y alaridos) con su tradicional voz aguda, suave y nasal. Nel, esa canción fue hecha para rasparse como un clavo a un pizarrón. Si no te perturba, no vale.
Fuera de eso, el álbum abandona las paredes de sonido de los discos anteriores para dar paso a un pop más convencional, con ligeros toques de funk, principalmente en la instrumental abridora “Hari’s on Tour (Express)”, muy recomendable. También está, para cagarnos de la risa, “It Is He (Jai Sri Krsna)”: la melodía está bonita, pero también es graciosa y su letra, que incorpora un mantra hindú, es sencillamente hilarante. Hay también una colaboración con Ron Wood en la canción Far East Man (y un genial –y lamentablemente intraducible para quienes no sepan inglés– juego de palabras en los créditos de la portada, que citan como guitarrista: “Ron Wood if he Could”). Una reminiscencia Beatle tanto musical como estética (en el video aparece con su traje de Sgt. Pepper) la tenemos en la amigable “Ding Dong, Ding Dong”. Pero las mejores canciones son sin duda la que le da nombre al disco, con una guitarra que realmente nos hace sentir que trotamos sobre la espalda de un caballo negro, así como “Bye Bye Love”, rendición de la famosísima rola de los Everly Brothers, que George literalmente deconstruye, destroza y reconstruye en un lamento por la pérdida de su primera esposa, Pattie, a manos de su mejor amigo (algo de lo que Miss Retrogirl ya nos habló); Jorgito le cambió la letra por un mensaje ardido, grabó su berrinchito y quince minutos después invitó al socio Clapton a que participara en el resto del álbum. HELL YEAH!

Eso sí me dio muchísimo coraje. Criticaron a mi pobre George por problemas de voz. Me viene valiendo, las rolas son chingonas.




Extra Texture - 1975

Algunos agregan “Read All About It”, leyenda que aparece en el reverso de la funda, como subtítulo del álbum, pero según yo hace referencia a los créditos del disco (“sepan todo acerca de esto”, es decir, he aquí los involucrados en el disquito y todo lo concerniente a él), que se listaban allí mismo y no en el interior como se acostumbra. Sea como sea, este disco fue un nuevo alejamiento de Harrison respecto de sus trabajos anteriores. Aquí lo que permea es un soul que da cariñosos codazos al R&B de una manera sutil y delicada o meramente aburrida, depende de quién lo escuche, abandonando por completo la influencia hindú de los diez años anteriores. Personalmente fue el primer disco que compré de George (después de All Things… claro está) y por ello es que le tengo cierto cariño. Aunque el propio Harrison parece considerarlo su trabajo más flojo.
Bueno o malo, es cuestión de cada quien, pero cómo podríamos negarnos a una canción tan estúpidamente buena como “You” (desechada del All Things… ¿por qué carajos no publicaría una canción así?), con su pequeño reprise a la mitad del álbum (“A Bit More of You”). Incluye también las geniales “Tired of Midnight Blue” y la humorística “His Name Is Legs (Ladies and Gentlemen)”, un final sumamente jocoso.

A pesar de que algunos discos de Harrison pasaron sin pena ni gloria por los escaparates comerciales no por eso debemos desecharlos. Extra Texture tiene sus puntos buenos y malos, pero no deja de ser un trabajo aceptable.




Thirty Three & 1/3 - 1976

George jurídicamente es liberado de los Beatles y lo celebra sacando a la venta su primer disco bajo su propia disquera, Dark Horse Records. ¿El resultado? Un disco de canciones. Es la mejor descripción que puedo dar a éste y los demás trabajos que publicó el pequeño George; de aquí en adelante todos sus discos sonarían prácticamente igual (¿el sonido darkhorse?): solo canciones. El exbeatle era libre para hacer lo que se le diera la gana y ya sentimentalmente involucrado con Olivia Trinidad Arias, se sentía feliz, lo cual demostró una y otra vez a partir de este momento.
¿Y qué hay de malo en ello? Si los dos últimos álbumes de John Lennon no eran más que canciones sobre lo feliz que era con Yoko Ono (¡carajo! Si hasta el nombre de su último disco fue “Leche y Miel”) y Paul McCartney lo ha hecho desde el momento en que compuso su primer acorde; ¿por qué reprocharle entonces a Harrison haber tomado un sendero similar? Además el disco no es para nada malo; de hecho fue el que mejor recibimiento tuvo desde ATMP. De aquí se desprende la sabrosa “Woman Don’t You Cry For Me”, un rico funk escrito en 1969 (pudo haber sido un gran éxito de haber recibido el tratamiento bitle en Abbey Road, estoy casi seguro de ello). Los dos sencillos que dio este material poseen algo en común: el sentido del humor. “This Song” es una especie de autoparodia en la que George justifica su autoría en su más grande éxito, My Sweet Lord, que supuestamente fue plagiada de “He’s So Fine” de las Chiffons (cierto, se parece ligeramente la estructura rítmica, pero por dios, el resto de la canción es cienporciento jarrisoniana, y las Chiffons jamás hubieran hecho ese bello solo de guitarra); Crackerbox Palace es una reflexión sobre la vida, la madurez y la importancia de tener a alguien a tu lado, con el ácido sentido del humor del exbeatle. Ambas canciones poseen videoclips hilarantes, dirigidos por Eric Idle de Monty Python. “Beautiful One” es por cierto, una muy bella canción de amor que data de la época de ATMP, perfecta para celebrar el amor bien correspondido (whatever that means). Mención aparte merecen “Pure Smokey”, un humilde tributo al genial Smokey Robinson, y el cover de Cole Porter, “True Love”.

Que no es malo escribir canciones bañadas en miel, lectores. No es malo, para nada.
Sólo tómense sus patillitas anti-diabetes y ¡listo! Abran sus orejotas a escuchar la música del amour.




George Harrison - 1979

En mi opinión, el mejor de los discos de la época dark horse, si bien el más discreto (¡prácticamente ni siquiera tiene título!). Las diez canciones que lo conforman son majestuosas y no podría elegir dos o tres favoritas. Pero haré un esfuerzo, si no los lectores se me van a dormir de leer tan larga cátedra.
Durante las grabaciones del álbum, en 1978, George por fin se casó con Olivia y nació su hijo Dhani, lo cual derivó en el sentimiento de tranquilidad y satisfacción que impregna toda la obra.
Tenemos aquí otro refrito actualizado con “Not Guilty”, una elegante bofetada a McCartney escrita durante las tensiones del álbum blanco, y digo elegante por su fino arreglo de guitarra acústica en contraste con la distorsionada y furiosa grabación original de 1968. Se nota que George ahora era lo suficientemente maduro como para lidiar con sus demonios de manera más decorosa (por supuesto, también delata que el rencor persistía dada la simple inclusión de esta pieza).
Hay también un homenaje a la pasión de George por el automovilismo (con dedicatoria no a uno, sino a dos pilotos F-1 cuyos nombres no recuerdo) en la genial “Faster”, quizás la mejor canción de Harrison en años, y “Dark Sweet Lady”, la primera canción escrita para Olivia. Y si me lo preguntan, es tan bella como Something (el haberme enamorado de una niña de piel extremadamente morena a los 14 años puede influir en mi percepción, no lo niego). Además está “Soft-Hearted Hana”, una canción sobre un viaje de hongos que está para cagarse de risa mientras se ingiere los alucinógenos que uno prefiera bajo una brisa de primavera.

FASTER ES LA NETA!!! Sorry, me encanta esa rola. Y por ahí hubo rumores de que Dark Sweet Lady tenía dos posibles dedicatorias: una pa Oli, obviamente.
La otra era más bizarra… resulta que dijeron que como Oli era mexicana y aquí la virgencita de Guadalupe es venerada y querida… George se la había escrito a ella.
Y no, no pongan cara de “pinche vieja loca”. Juro que lo leí en algún lugar… investiguemos….
Ora que si no les agrada la idea, piensen en Olivia y ya.





Somewhere in England - 1981

Un álbum tan malo que Warner Brothers lo rechazó a pesar de que el presidente de la disquera, Mo Ostin, era compa del buen Jorgito; sólo fue salvado de la tumba por el morbo que el asesinato de John Lennon produjo sobre todo lo relacionado a los Beatles, morbo que fue doblemente aprovechado por George al reescribir la canción “All Those Yearas Ago”, que originalmente había escrito para Ringo. Con una nueva letra que homenajeaba a Lennon, George grabó la canción conservando la instrumentación de Starr y agregando coritos y palmaditas de Paul y Linda McCartney para la que fue la primera reunión post-mortem de los Beatles. Incluso después de eso, George tuvo que cambiar algunas canciones para que le dieran luz verde.
Fuera de eso, entre lo rescatable del álbum está la campirana “That Which I Have Lost” que bien pudo ser cantada por Ringo; la feliz “Teardrops” (con todo y su irónico título) y ya poniéndonos muy flexibles, “Blood from a Clone”, notable más por su amarga letra en contra de la industria discográfica de la época (claro, eran los jodidos ochenta, ¿quién no se quejaría?) que porque realmente sea buena. Es el único disco de George que rara vez escucho (ahora que lo pienso, nunca lo he puesto de principio a fin).

Me encantan esas rolas que tienen título como pa’ abrirte las venas con una navaja oxidada y luego echarte limón, y que resultan que son toda una explosión de energía y buena vibra en la música.
Simplemente recuerden I’m Down.




Gone Troppo - 1982

“Fuck You!” dijo George Harrison al mundo con este disco. Y su declaración de principios está contenida en la genial canción “Mystical One”, que por sí misma hace que todo el disco valga la pena. “They say I’m not what I used to be/All the same, I’m happier than a willow tree”. ¡Tómala barbón! El George se nos rebeló y como John Lennon años atrás, George pasó a retirarse a una vida doméstica. Cuidar sus enormes jardines (Friar Park, su mansión, será mía cuando sea millonario), producir películas (gracias a él pudimos disfrutar de The Life of Brian, cinta que es un pecado no ver), educar a su hijo (quien en efecto, tiene excelentes gustos y habilidades musicales) y disfrutar de las carreras de autos era más importante que seguir cantando. George no tenía ya nada que decir y lo admitió con esta obra, que ni siquiera se tomó la molestia de publicitar.
Y aun así, contiene pequeñas joyas esparcidas. En adición a la ya citada Mystical One, están las pachecas “Greece” y “Gone Troppo”, la reflexiva “That’s the Way it Goes”, la tristísima “Baby Don’t Run Away” (una de las piezas más desoladas de toda la discografía harrisoniana, irónicamente en su trabajo más feliz; incluye una excelente participación vocal de Billy Preston) y por supuesto “Dream Away”, un excelente pop que sin ser pretencioso es increíblemente bueno, usado para la chingonsísima película Time Bandits de Terry Gilliam (quien no la haya visto, corra por su copia). La pieza abridora, “Wake Up My Love” puede ser castrosa o sumamente pegajosa gracias al uso que hace de los sintetizadores, que le dan frescura y un nuevo sonido a la paleta del artista. El disco más extraño de George Harrison y, aunque les duela a los críticos, uno de los mejores.

Jajajaja Disco en el que Jorgito hizo lo que se le pegó la gana.




Cloud Nine

Tras cinco años de retiro, el beatle místico vuelve por sus fueros y el ciclo que inició con My Sweet Lord se cierra perfectamente con “Got My Mind Set On You”. Si aquella fue el primer sencillo de un beatle como solita que llegó al número uno de las listas de popularidad, Got My Mind… fue el último. Aunque para ser francos, la canción llega a ser castrosa (el video sin embargo, está muuy pasable), pero funciona para promover un trabajo que se cae de bueno. El mejor álbum de George desde ATMP suena a los Beatles, suena a Georgie Beatle y suena a Harrison el maduro. El músico supo retomar lo mejor de su carrera y plasmarlo en un solo álbum. Agreguen a eso colaboraciones de Clapton y hasta de Elton John ¡y listo!
“Fish on the Sand” funciona como una canción de amor y como una canción sobre Dios, sin ser aburrida jamás, todo gracias a un tempo movido, guitarras que repican magistralmente y un George cantando con entrega. Por supuesto que “When We Was Fab”, parodia de los Beatles (incluso retoma la estructura y concepto de “I am the Walrus” de veinte años atrás) es una cancionzota y finalmente. “Devil’s Radio” tiene un tema similar al de “Blood From a Clone” del Somewhere in England, pero mucho mejor trabajado, con todo el punch del que aquélla careció. “Breath Away From Heaven” finalmente es una canción llena de misterio que nos recuerda los tiempos en los que George nos daba recitales de música oriental, aunque esta vez el sonido remite a China (por supuesto, la canción fue escrita para la película Shanghai Surprise).

Castrosa? Castrosa? CASTROSA?
Discúlpame amigo, pero a mí me encanta.
Lectores, corran a ver el video. Púshenle en Jutub y búsquenlo.
Miren que ver a “George” haciendo acrobacias es… priceless!! XD




Brainwashed - 2002

Los tiempos se veían prometedores para la carrera de George, es una lástima que después de Cloud Nine no lanzara ya nada (como solista). Como John Lennon, George se retiró cinco años, regresó con un último disco y murió. Fin del cuento. Pero al igual que Lennon, Harrison fue reivindicado con un álbum póstumo. Es aquí donde entra Brainwashed.
Grabado a finales de la década de los 90’s y lanzado el 18 de noviembre de 2002, la última obra de George Harrison es como un pequeño All Things Must Pass, pero no en el sentido negativo en que lo fue Material World, sino meramente en su esencia de mantenerse espiritual y abordar temas maduros y filosóficos. Y cómo no: George estaba muriendo, sabía que ése sería su testamento, que sería publicado y leído una vez que pasara a mejor vida.
Esperar tres lustros desde su trabajo anterior rindió frutos. Con excelente buen humor, el álbum arranca con “Any Road”, con una moraleja tan lógica que a nadie se le había ocurrido antes: si no sabes a dónde vas, cualquier camino te llevará. El resto del álbum sigue más o menos los mismos rumbos, pero nunca aburre. Hay buenas oraciones y excelentes fraseos de guitarra a lo largo de todo el plato. “Looking for My Life” y “Stuck Inside a Cloud” podrían ser los momentos más altos y conmovedores del álbum dadas las condiciones en que fue concebido (los licks de Stuck Inside a Cloud realmente hacen sentir el dolor de alguien que está desvaneciéndose de este mundo.).
La obra de George Harrison termina con “Brainwashed”, una canción de crítica social que a ratos es ácida, a ratos divertida, y alcanza su último clímax en un bello mantra en el que lo acompaña su retoño Dhani. Fin.

Snif snif…
No pos… la crónica del disco de la muerte anunciada.




1 comentario:

Charro Negro dijo...

Muy buenas reseñas/comenatios con un perfecto colofón!
Felicidades!
Valio la pena el tiempo invertido.