domingo, 29 de noviembre de 2009

29 de noviembre


29 de noviembre de 2009. Hoy se cumplen ocho años de la muerte de George Harrison. Seguramente los medios derramarán tinta y palabras sobre él; irónicamente yo jamás le he escrito algo, a pesar de lo importante que ha sido y seguirá siendo en mi vida. Y no sólo él. También la fecha. Tengo distintos recuerdos del 29 de noviembre a través de los años recientes, y dado que George es más que un músico para mí, quizá el mejor homenaje que puedo rendirle es con un viaje por el tiempo. Porque no me desharé en halagos, y no analizaré su discutida y discutible obra (eso lo haré el día que tenga ganas y tiempo, de manera espontánea, no cuando una fecha lo demande). Rendiré tributo a mi manera, con un pequeño recuento de lo que en esta significativa fecha me ha ocurrido.

2001. Sabía que George fallecería pronto, los noticiarios ya habían advertido que su cáncer era terminal, que se encontraba desahuciado y que él mismo se había resignado a morir tranquilamente en casa. Enfrentaría la muerte con valentía, parecía que sus seguidores estaban más preocupados que él mismo. Yo entre ellos. Pero después de unos cinco traumáticos días de preocupación innecesaria, ese fatídico jueves ni siquiera se me ocurrió pensar que el momento había llegado; en lugar de eso, pasé uno de los momentos más divertidos de mi primer año de preparatoria, en casa de mi entonces amigo Fernando Mora, “el Loko” para los cuates. Comimos, jugamos con su perra la Chapis, lo acompañé al Tae-Kwon-Do, echamos mucho relajo en su casa y quizás le hayamos dedicado media hora al trabajo en equipo que nos había reunido (siempre pasaba lo mismo y aun así salíamos bien librados); probablemente vimos los Simpson y de seguro me burlé de su fanatismo por el América. Uno de los highlights de mi adolescencia entera.
Para el Loko, George Harrison era uno de los Beatles, lo identificaba por ser el menos identificable… y porque yo lo mencionaba cada diez minutos. Yo no poseía siquiera un discman, mi más poderoso reproductor portátil era un walkman, en el que traía un cassette con el Concierto para Bangladesh; me encanta la versión de “Awaiting on You All” que allí viene. Y porque se me dio la gana, obligué a mi amigo a que pusiera el cassette completo en su estéreo. Fue la última vez que escuché un cassete.
Tenía una compañera, Julia, hermosa como ella sola, y yo caí en sus manos redondito. Apenas una semana atrás le había regalado un CD ultra raro de U2 (que originalmente había comprado para mí) y mi crush por ella estaba a su máximo. Esa tarde con el Loko comprendí lo idiota de mis acciones, admitiendo también lo divertido de ellas.
Me parece en extremo irónico el hecho de que el día que por fin me tranquilicé y dejé de pensar en la inminente muerte de mi ídolo fuera precisamente el día en que él estiró la pata. Pero fuera del Internet, la noticia no se dio a conocer sino hasta el día siguiente., y yo ni computadora poseía, así que mi experiencia respecto del vía crucis que fue conocer la noticia no corresponde a este día, sino al siguiente, y por ello es una historia completamente distinta.

2004. Es un bello lunes. Sobreviví a la preparatoria y a mi primer semestre en la universidad (entré a la UNAM cagándome de miedo), de hecho éste fue simplemente grandioso, en parte gracias a mi amiga Karen. Qué no daría por ella, es bien chida. Me encuentro en la estación del metro Indios Verdes esperándola; quiere que le enseñe Teoría del Estado porque es la materia que más domino y ella se fue a examen final; no sé qué quiere que le enseñe, Karen es la persona más inteligente y dedicada que he conocido. Pero qué importa eso, a la mera hora ni siquiera estudiamos más de veinte minutos: nos fuimos a pasear por los alrededores, le invité un algodón de azúcar y le mostré fotos de mi niñez que estaban traspapeladas en una revista (sobre los Beatles, por supuesto) que llevaba yo para leer en el camino. Si hiciera un top5 de mis mejores momentos con ella, el de este día ocuparía el primero o segundo lugar.
En el camino de vuelta a casa, escribí un poema titulado “La tercera es la vencida”, en alusión a que George siempre es el tercer beatle a la hora de pasar lista, y usando la frase en el sentido que se le suele dar: “la tercera es la definitiva”, y George, el tercer Beatle, con su tercer álbum, All Things Must Pass, nos dio la obra definitiva de un exBeatle, considerado como la mejor obra solista de cualquiera de los cuatro incluso antes de que su muerte enviara su prestigio a la estratósfera; y por otro lado, usando el sentido literal de la palabra: vencido=derrotado: si George se ganó al mundo con su obra maestra, después de ella se durmió en sus laureles y volvió a su antigua posición de Beatle menor, cayendo en relativa oscuridad (con uno que otro momento destacable) hasta que finalmente fue vencido por un cáncer; el poema contrastaba ambas situaciones e ironizaba al respecto de manera por demás crítica. Lamentablemente era tan malo que esa misma tarde lo tiré a la basura, pero el concepto me gustó y prometí reescribirlo en cuanto pudiera, lo cual a la fecha no he hecho. Pero fue un grandioso día.

2007. Ah, cómo chinga esta niña. Una tipa me manda mensajes por Internet y aunque me agrada, no me interesa, y no sé cómo deshacerme de ella sin ser demasiado grosero. Sin embargo, ella me metió la idea de ir a ver la película Across the Universe, musical basado en las canciones de los Beatles, y siendo George uno de ellos, sería una excelente manera de conmemorar su sexto aniversario luctuoso. Además, es mi último día del semestre y tengo la costumbre de irme a pasear el último día. Así mato dos pájaros de un tiro: celebro a George y doy mi acostumbrado festejo de fin de semestre.
La historia me pareció predecible: el romance no es para mí y siempre supe que Jude y Lucy se quedarían juntos al final; además está llena de clichés sobre la época. ¿Es que Vietnam y Martin Luther King fueron las únicas dos cosas que ocurrieron en esa época? ¿De verdad todos los jóvenes eran hippies? Eso equivaldría a decir que todos los jóvenes de hoy son/somos emos. Aun así, la historia está excelentemente bien desarrollada en cuanto a su estructura narrativa y hace que a pesar de ser tan plana, te la creas y la disfrutes, y algunas de las interpretaciones musicales están de no-mames: “With a Little Help From My Friends” les quedó perfecta, incluso mejor que la famosísima versión de Joe Cocker, y “Being for the Benefit of Mr. Kite” me hizo reír en demasía. Y para beneplácito de los fans de George, “Something” está para derretirnos y con “While My Guitar Gently Weeps” realmente te dan ganas de escupirle al mundo. Salí del cine con una sonrisa en la boca; de oreja a oreja. Creo que nunca había realmente dedicado un 29 de noviembre a la memoria de Harrison; ésta fue una excelente primera vez.
Julia se acaba de casar y me dejó de hablar porque se ofendió debido a que no asistí a su boda; a Karen dejé de hablarle hace un año porque la consideré un estorbo y el Loko nos dio la espalda a mí y a Bragado también un año atrás, por una estupidez que jamás pude siquiera entender. Qué finales tan anticlimáticos para personas que significaron tanto en mi vida.

2009. Mi padre me envió al DF a comprar una memoria RAM para su computadora; no me alcanzó el dinero pero aproveché para vagar por el Centro Histórico. Me metí a todo tipo de tiendas de ropa, música, videojuegos, comí garnachas y tacos al pastor y en un Sanborns leí de a grapa. La revista Rolling Stone de este mes tiene a los Beatles en portada y considera que este año les perteneció gracias al revuelo que causó el lanzamiento del videojuego The Beatles Rockband y al relanzamiento de su catálogo, actualizado y remasterizado. Lamentablemente, el único beatle realmente beneficiado de esto es Paul McCartney aunque, en un irónico giro del destino, Dhani Harrison, hijo de George, jugó un papel fundamental en el desarrollo del juego mencionado. Probablemente sea Dhani y no Paul, el hombre de negocios del año.
Después de este paseo, he llegado a la conclusión de que la Alameda Central es el lugar que más frecuentemente visito en la Ciudad después de la propia Universidad Nacional. Afortunadamente, siempre hay algo que hacer allí: el día de hoy hubo en el Centro Cultural Martí un performance en el que un grupo de mujeres bailaban y recitaban poesía subversiva sobre el caso de las muertas de Juárez, seguido de una banda de cumbia que puso al respetable a bailar amenamente; fue en ese momento que huí despavorido, pero lo de las ejecutantes previas estuvo entretenido, se movían bien las condenadas.
La niña del Internet ya no es una niña, y además se volvió una gran amiga mía; hace unos minutos platiqué con ella de hecho. Tuve un reencuentro de media hora con Karen el jueves pasado sólo para descubrir que nuestra amistad está más muerta que un perro atropellado, pero no hay rencores (¿por qué eres tan amable conmigo? ¿No puedes odiarme como deberías después de como te traté?) y el Loko es, según me dijo un día que se le ocurrió hablarme a mediados de año, un exitoso soltero en Delaware o no sé qué estado de la Unión Americana. Los años pasan, la vida cambia y la muerte lo borra todo; sólo unos cuantos grandes se salvan de dicho olvido. Uno de ellos es George Harrison, cuya huella en este mundo es lo bastante profunda para influir positivamente mi vida –y la del mundo entero–. Por eso es que hoy, en su octavo aniversario luctuoso, el día y este humilde texto van dedicados a su memoria.





6 comentarios:

Jaime dijo...

Curioso, para mi es muy especial el día 30 pero por razones más agradables, uno de los mejores del universo si no es que el mejor

Chos dijo...

¡Wow! ¿Cómo recuerdas tan exactamente esos días de hace varios años? Creo que el que hayan sido siempre el mismo día y este sea tan significativo ayuda un poco, ¿no? Me agrado tu retrospectiva. Yo también puedo conmemorar que este 29 de Noviembre hice algo memorable (un tanto geek si me dejas decirlo pero era algo que tenia MUCHISIMAS ganas de lograr: Descifré una Clave WEP, jeje), tal vez escriba sobre ello algún día. Saludos y feliz fin de semestre.

The retro girl dijo...

wow...

me dejaste con un nudo en la garganta...

ay mi George!

Me gusta pensar que aunque físicamente ya no esté, personas como tú y como yo lo seguimos recordando.
Para nosotros está más presente que nunca.

Urielue dijo...

29 de noviembre...yo ya andaba en Argentina teniendo mi segundo dia en el hotel de haedo...

Precisamente ayer en que me reuni con personas que tiene minimo 10 años que no veo...desde la secundaria, que cosas...


Espero un dia se vuelva a forjar ese lazo tan chido con tus amistades.

Urielue dijo...

Precisamente ayer FUE que me reuni...* sorry tengo sueño =P

G. dijo...

Hey! que onda con eso? ¿cómo vas?
Deja al Harrison con los muertos, eso no se le va quitar con recordarlo xDDDD
Ah que creul soy.