domingo, 8 de noviembre de 2009

When Blogs Collide

El déjà vu se rompió, afortunadamente.

El déjà vu en cuestión
Usualmente mis historias amorosas duran más o menos un año (salvo Ex#1, pero ella está más allá del bien y del mal por haber sido –al menos hasta ahora provisionalmente el título es suyo- el amor de mi vida). Y como hace un par de semanas se cumplió un año de que inició mi aventura con Dany, sería probable que por estas fechas su flama se apague.

Entonces, a finales de octubre (o sea hace un par de semanas), alguien a quien llevo contactando a través del blog desde hace unos seis meses, me envió un mensaje privado por hi5. “No vuelvas a hacer eso, esas cosas son del diablo”, le dije tras recordar cómo comenzó mi desventura con Daniela, precisamente a finales de octubre del año pasado, y de la misma forma.

Ya en el presente mes a la susodicha, a quien otorgaremos el nombre clave de “Gabriela” (elegí un nombre parecido al de Daniela para hacer más evidente el déjà vu), se le ocurrió invitarme a una fiesta para conocernos en persona. Tal como a Dany hace un año.

Ante tal situación, sentí la necesidad de mentarle la madre a alguien. La-mentable-mente mi computadora (la única culpable de todo esto) no tiene madre, de modo que tuve que guardarme el coraje. Vi la tragedia venir, desplegándose ante mis ojos un panorama de desolación e idiotez que me hizo estar a punto de negar la invitación por precaución.

Y es que hace un año (noviembre de 2008), por puritita mariconería, había pensado en cancelarle a Dany de último momento; eventualmente un día antes de conocerla, una visita a Emiliano me puso lo suficientemente feliz para decidir no cancelar y presentarme ante la niña… sólo que fue demasiado tarde: los escritores ya habían tomado en cuenta mi sugerencia de evitar que nos conociéramos y enviaron un camión a atropellarme (de manera cómica, claro está: toda tragedia en mi vida tiene que ser chistosa), iniciándose así la saga de Tlalpan de la que ya he escrito hasta el hartazgo (no que lo merezca: a la pobre de Ex #1 jamás le he dedicado un escrito propiamente dicho a pesar de lo que al principio de este post mencioné; pero así de injusta es la vida).

Y no, no quiero que me vuelvan a atropellar.

En la época actual, algunos de mis amigos me dijeron que no sea mamón, que un par de coincidencias no iban a hacer que la historia se repitiera tal cual (carajo, la misma Daniela me echó a andar en el asunto con Gabriela; supongo que a Dan también ya le urge deshacerse de este fastidioso pseudo-pretendiente). Pero uno que es paranoico… Así que acepté, un tanto receloso para ser franco. Nunca he sido supersticioso, de modo que comprendí que mis amigos tenían razón.

Dado que la referida fiesta sería el sábado 7 de noviembre, sólo tendría que sobrevivir al viernes 6 (es decir, un día antes como ocurrió con Dany) y todo habría terminado. ¿O no? Porque si nos ponemos estrictos, la premisa es que no me pase nada malo antes de conocer a la persona, en realidad necesitaría llegar vivo al metro Portales a las 4 de la tarde del sábado 7 de noviembre de 2009 para cantar victoria.

¿Y qué creen? ¡Lo logré!

Recuperando mi sonrisa
Paradójicamente, aunque ansiaba romper el déjà vu que me atormentó durante las últimas dos semanas, había un detalle que sí quería que se repitiese de la historia anterior: la sonrisa.

SMiLE de Brian Wilson, mi álbum favorito de toda la vida, se ha convertido en una especie de credencial de identificación/tarjeta de bienvenida al club de amigos de Jonathan Vega (AKA Juanito Banana, AKA Veggie Popper, AKA el tipito raro que se la pasa dibujando, AKA el wey que escribe este blog) ya que lo he regalado a (casi) todos mis amigos por el simple hecho de serlo. Hasta que a Dany, semi-accidentalmente (o sea, ¿fue o no fue accidental? ¡Ya decídete!) le regalé el original (nunca escribí por qué, ¿verdad? La culpa de todo la tiene la PC del Chos que se trabó cuando fui a su casa para quemar la copia que le daría a Dany, por lo que cuando la vi, pocos días después de eso, como se me olvidó sacar el original en mi mochila, decidí dárselo de todos modos. Además, como llevaba el disco sin su empaque original, yo conservaría la caja y ella el disco, cada uno una parte, lo cual en su momento me pareció un peculiar detalle emotivo) y después una formateada a mi PC me borró los archivos respectivos, impidiéndome forever and ever escuchar el disco, mucho menos podría hacer más copias ahora (intenté descargarlo por Internet unas 8 veces, pero las canciones van de corrido, sin pausa entre ellas, y al bajar las canciones por Internet, las transiciones siempre eran imperfectas, interrumpiendo el fluir del álbum, y las canciones por separado no brillan igual: el disco hay que escucharlo completo); en cuanto a las copias de mis demás amigos… hasta donde sé ninguno conserva la suya, ya que el álbum no les gustó, así que lo arrumbaron o lo perdieron o qué sé yo (irónicamente la única persona a quien si le gustó fue a Ex#1… pero estoy banneado de su vida y ella de la mía).

Pero Gaby me había invitado a su fiesta de cumpleaños y en el meanwhile, se portó siempre amable conmigo y tuvimos un par de muy interesantes charlas vía Hotmail, por lo cual ella era candidata a unirse al club de amigos; necesitaba darle su respectiva copia. Con toda la pena del mundo, tuve que pedirle a Dany que me prestara su disco; ella aceptó y pasé por él el mismo sábado, antes de ver a Gaby. Fui al mismo cyber café donde el jueves pasado imprimí mi tesina (el chavo que atendía se portó buena onda y la impresión me salio barata allí) ¡y listo! ¡Tengo mi álbum de vuelta!

Eran las 2 y media de la tarde: estaba a una hora y media de sobrevivir a mi destino…

Para matar el tiempo (de CU al metro Portales no haría una hora y media) me fui a vagar por la Universidad (parece ser que las escenas de Veggie caminando por CU son buenos fillers). Encontré un bello jardín junto al Instituto de Ingeniería, en él había una formación de rocas muy peculiar que un hombre miraba con un instrumento similar a una cámara fotográfica del siglo XIX. Unos jóvenes se subieron a las rocas, uno de ellos exclamó a otro: “No te vayas a caer wey, ¡Te vas a partir la madre!”. Sobra decir que en mis últimos momentos de inseguridad, me trepé a las rocas con ánimos de resbalar y caer, teniendo por fin un motivo para echarme para atrás con Gabriela.

Nada pasó. Una vieja amiga solía decirme “por algo pasan las cosas”: por algo me atropellaron hace un año y por algo ayer no me caí de las piedras. Con la autorización del destino, finalmente tomé un camión del metro Copilco al metro Taxqueña (¡ay, no! ¡Esa ruta era la que usaba –aunque en dirección opuesta- durante mi historia tlalpeña!); de ahí a Portales son nada más tres estaciones. Nada pasaría ya.

¿Qué chingados es un dátil?
De último minuto, Gaby me dijo que la viera no en el metro, sino afuera, en el Mercado de Portales. Acepté y llegué al lugar, unos 15 minutos antes de la hora acordada. Pese a ello, no tuve que esperar más de dos minutos para que ella apareciese. Andaba yo en la lela cuando una chava que venía de frente, sonrió, aparentemente hacia mí. No le encontré parecido con la Gaby de las fotos y pensé que era a alguien más a quien le sonreía, pero la escuché decir alegremente: “¡Popper!”, demostrándome que sí era ella, que tuvo razón cuando me dijo que en persona se ve muy distinta que en sus fotos (espero que sea recíproco y ahora que me conoce en vivo, admita que no me parezco a Harry Potter).

Pese a ello, la muchacha a mi lado tenía el cabello quebrado, oscuro, era un poco alta (“¡Pero qué chiquito estás!” fue lo primero que me dijo) y para ser sincero nada fea, incluso poseía uno de los dos rasgos que han tenido en común (juro que es inconciente, yo no las busco así) todas las mujeres en las que me he interesado; pero le faltaba el otro rasgo, así que ni modo, no hubo amor a primera vista (LOOOL), lamento decepcionar a Daniela. De cualquier forma, Gabriela estaba ahí para demostrarme que era de carne y hueso y que no se trataba de trata.

¡Listo!, finalmente el déjà vu se había roto de manera definitiva. Ya no tendría que preocuparme por enamorarme de ella y vivir otro drama tlalpeño (porque sí, ella vive bien cerquita de Tlalpan… again). Ahora lo único que me preocupaba es que hubiera suficiente alcojol en la pary.

No es cierto. Sí hubo algo que me preocupaba. Unos minutos después de nuestro grato encuentro, percibí que hablaba demasiado rápido, a un volumen un poco alto (lo cual, dada mi actual sordera agradecí, aunque en otras circunstancias quizás no) y con una voz ligeramente nasal; noté además que era muy inquieta. “Ahora entiendo cómo me ven mis amigos a mí”, pensé y se lo hice saber al instante. Parecía ser lo suficientemente cínica para no molestarse, característica que también me hizo pensar en mí mismo. Un par de horas después, las conversaciones y discusiones me hicieron creer que estaba hablando ante un espejo (espejo que me reflejaba sin bigote y con un par de regalos en el tórax), o que por primera vez mis monólogos mentales me respondían.

Antes de de dirigirnos a su casa, pasamos a comprar algunas cosas: vasos desechables, hielos y un kilo de dátiles.

Y es que alguna vez ella puso a la venta artículos de su colección privada; me interesó un CD (el soundtrack número 1 del anime Chobits) y cuando le pregunté cuánto quería por él, ella me dijo bromeando: “cómprame un kilo de dátiles y el disco es tuyo”, broma que terminamos por aceptar en serio; lamentablemente, no sé qué chingaos es un dátil; iba a googlearlo la noche anterior pero se armó una pequeña pelea en mi casa que me impidió hacer uso de la computadora, dejándome en la total ignorancia (por no decir pendejez). En consecuencia, mejor le propuse a Gaby que fuéramos juntos por sus dátiles, así ella misma podría escogerlos.

El episodio fue de lo más divertido: en cuanto llegamos al local donde los vendían (dentro del Mercado), pidió muy alegremente “un kilo de dátiles, de los más suavecitos”, haciendo énfasis en la última palabra de manera por demás chistosa; el tendero nos dio una caja y Gaby se puso a tentar y manosear los frutos (que son una cosa muy chistosa, parecen ciruelas pasas gigantes cubiertas de ate –considerando el nombre, acabo de comprender que el ate probablemente esté hecho de dátiles) como niña chiquita… “Ay, pinche Popper tentón”, me dije, mientras recordaba cuando a los 16 años casi me corren de la casa de Frida Kahlo por andar de tentón con los objetos en exhibición… Y todo para que no se llevara ninguno (el tendero debió haberle mentado la madre desde lo más profundo de su ser). Lo anterior mientras me contaba cinco historias simultáneamente (conducta en la que yo también suelo caer, de ahí mis omnipresentes paréntesis).

“Están muy secos. ¿No tiene más?”, preguntó con gesto de niña chiquita. El vendedor fue por otra caja, regresando varios minutos después, algo irritado. Mostró la mercancía y mi acompañante finalmente eligió los dátiles que más le gustaron.

LOL together now
La fiesta comenzaba a las 6:30 oficialmente; si me citó tan temprano fue porque yo le pedí que nos viéramos antes debido a que a la 1 p.m. vería a Dany y no tenía nada que hacer en tanto tiempo (no me iba a regresar a mi casa en otro estado de la República para lanzarme de regreso 10 minutos después y repetir el mismo viaje de 2 horas)… y porque ella necesitaba a alguien que le ayudara a hacer algunas cosas.

Una de ellas fue cocinar. Ama cocinar, amo cocinar. Si hay dos cosas en el puto mundo de las que puedo jactarme de hacer bien (para todo lo demás soy mierda, no importa lo que digan) son las esculturas en plastilina y cocinar. Y por lo visto, ella cocina mejor que yo. Siempre pensé que de juntarse más de un yo, el mundo estallaría. Pero lo único que hicimos estallar fue la ollita de de alcohol en la que derretimos el queso para un postre árabe que ella quiso hacer:

-¿Sabías que tengo muy buen olfato? –le comenté inocentemente.
-Yo también, dude –por alguna razón, en lugar de weyear a las personas, las dudea-… Hablando de olores, huele a quemado.
-Ya lo noté ^_^
-LOL
-XD
-…
-…
-¡El queso!
-¡Vale madres!

Acto seguido, ella se puso a soplar como idiota; yo le grité: “¡Con eso sólo avivarás el fuego!”, lo cual sí sucedió, pero ella seguía soplando cual lobo feroz.

-Mejor ve por agua- le ordené, quedándome parado como pendejo en lugar de ir yo mismo por líquido.

Tratamos de quitar la cacerola del calentador, pero estaba tan caliente que sólo conseguimos quemar nuestras manos, hasta que a alguno se le ocurrió tomar el metal ardiendo utilizando una franela. Creo que hasta cayó una flamita en la superficie del mueble en que estábamos trabajando. Después yo derretí una charolita de plástico cuando la acerqué mucho a la olla caliente y después…

LOL. Somos la torpeza andando (ya escucho la carcajada de Bragado al leer esto).

Para cuando terminamos de preparar el postre (dátiles rellenos de fondue y cubiertos con polvo de nueces; “¡Calorías a mí!”, gritó Gaby al engullir el primero) Gaby ya estaba ebria (yo no), pasaban de las 7 de la noche y nadie más había llegado.

¡Que comience la fiesta!
En ese estado de las cosas, nos sentamos en unos sillones-cojines-quiensabequéchingaossean muy graciosos que tiene en su sala, mientras tratábamos de poner música en el reproductor de DVD, tarea que también nos costó trabajo (tarea del lector: imaginar a dos cavernícolas intentando hacer funcionar un home theater) debido a que el aparato tenía un falso contacto.

Una vez que lo conseguimos, disfrutamos de la música y mantuvimos una agradable charla. Puedo asegurar que tenemos gustos musicales similares (excepto que a ella no le gusta el rock urbano, como es lógico)… aunque nunca supe si le gustó el disco de Brian Wilson, ya que dijo que ése lo escucharía “con más calma, cuando esté sola y pueda apreciarlo mejor”.

No quiero quemar a Gaby; solo diré que es una borracha muy divertida, y que la única gran diferencia que encontré en nuestra personalidad y forma de ser es en la forma de tratar a nuestras mascotas: ella no trata a su perro como lo hago yo con el mío… lo hace como mi hermana (“¡sí, Fabiola!”, le dije en incontables ocasiones). Realmente me hizo creerle cuando dijo que Lug (o como se escriba) es el amor de su vida.

Serían alrededor de las 8 ó 9 de la noche cuando los invitados comenzaron a llegar. “Te vas a llevar bien con mi amiga Elsa”, me dijo. “¿Puedes creerlo? Yo también tengo una amiga que se llama Elsa”. Acto seguido dio muestras de haberse aprendido (tal vez incluso mejor que yo mismo) mi guía de personajes. Me preguntó por Bragado, por Alejandro y hasta por el Chos y Steisy. Eso me dio miedo. En especial porque pareció insistir con Alejandro (¿le habrá gustado acaso? Pero nel, Alex es mío). Inclusive me preguntó por Ex#1, llamándola por su nombre, a pesar de que en todo mi blog solo he usado su nombre una vez, y fue en una entrada que nada tenía que ver con mis desventuras amorosas. ¿Es Gabriela demasiado perspicaz? ¿Demasiado metiche? ¿Un poco de ambas? No lo sé, pero comencé a albergar la creencia de que en verdad ella fuera un clon mío en versión femenina y que por ende tiene acceso a los secretos de mi mente. De ser así, pobre de ella…

Tuvo razón en algo, Elsa es muy buena onda. Prácticamente fue con quién más socialicé después de la propia Gaby. Pero lo mejor de la fiesta fue cuando su amigo Megarockman (quien vive en Cancún y a quien solo conoce a través del blog, y recientemente, por teléfono) la telefoneó para desearle feliz cumpleaños. Yo mismo he visitado el blog de este chavo y él el mío un par de ocasiones, y su simple pseudónimo (Mega Man –o Rockman en el original japonés- es mi personaje favorito de videojuegos) fue suficiente para que yo sea su fans. Así que en cuanto le llamó, Gaby se superemocionó y yo también; la chica me pasó al dude y pude saludarlo en persona: “¡Hey Popper! ¡Es un placer conocerte!”, “¡Igual, Rockman! Gaby me habla un chingo de ti” (ella sostiene que es uno de sus mejores amigos, yo creo que es su mejor amigo). Y yo que decía que socializar por Internet es cosa del diablo…

Pobres y patéticos borrachos
Lamentablemente, no todo en la vida es felicidad: si hay alcohol y música, siempre saldrá una canción de José José, de Sin Bandera o de Chente Fernández y aquéllos que no han tenido suerte en el amor llorarán como bestias. Y esta noche no fue la excepción.

Por respeto omitiré el drama de Gaby y sólo revelaré el mío: encontrábame yo muy feliz bebiendo vodka o chela y burlándome de nuestro presidente cuando recibí un mensajín en mi celular. No necesito decir de quién fue, pero era una buena noticia la que el mensaje comunicaba. Así que, dado que ya andaba ebrio le respondí el mensaje a la manera de un borracho: “Felicidadess, te quiero Retiario mi amor” (qué mejor pretexto para expresar tus sentimientos más viscerales que la falta de raciocinio que la embriaguez otorga). Claro que un ratito después me cayó el veinte y supe que, ebrio o no ebrio, ella se molestaría y yo me metería en problemas. Como si hubieran suplantado al Jonathan de entonces con un impostor, mi ánimo cambió por completo: mi semblante risueño se tornó serio y mi mirada se perdió en el negro vacío (¡hora de los clichés poéticos!). Me levanté de mi silla, me dirigí a la puerta principal y salí a caminar. Como hago siempre que bebo, tarde o temprano.
El objeto de la foto era reconocer el lugar por si me perdía XD

Pero no me dirigí a la Calzada de Tlalpan. No soy masoquista (OK sí lo soy, pero no en esos momentos); me fui hacia la dirección opuesta y salí al Eje Central (que de hecho se encuentra más cerca de casa de Gaby que la propia Calzada), donde caminé un rato, lamentando mi pequeño error. Resolví que caminar a lo pendejo no resolvería nada y regresé con prontitud al domicilio donde el guateque se llevaba a cabo. Una vez allí, la plática con Gaby, sumida en sus propias penas, nos convirtió en un par de patéticos emos de 23 años. Y fue un circulo vicioso: tu amigo se pone mal, tú te pones mal porque tu amigo se puso mal y entonces tu amigo se pone peor por haberte puesto mal a ti y tú te sientes peor por lo mismo y es un cuento de nunca acabar. No necesito decir cómo terminamos. Lo bueno de eso, fue que los sentimientos que expresamos (y la manera en que lo hicimos) me hacen pensar que a partir de ese momento ella confía en mí y me considera un verdadero amigo… o igual, sólo fue un borrachazo más (mi vida tiende a ello, pero esta vez creo en ella).

Los amigos de Gaby trataron de animarla, no así conmigo (será una fiesta o lo que tú quieras, pero eso no me quita lo tímido y asocial, y a final de cuentas, yo para ellos era un completo desconocido... debo admitir que me sentí pequeño e insignificante frente a sus amigos filósofos), por lo que yo me dirigí a la sala principal, donde atinadamente alguien puso “I’m a Loser” de los Beatles. Y canté con mi berrinchito a flor de piel.

Al finalizar la canción, asumí que el público atestiguó mi numerito y apenado, traté de esconderme en algún rincón. Pero la cumpleañera me encontró fácilmente y me felicitó; corrió a decirle a medio mundo que canto muy bien (desde entonces supongo que es sorda) y me recordó nuestra promesa de hacer un concurso de baile en el que el ganador sería nombrado como “el ser más raro”. La verdad ya ni me acuerdo quien ganó, probablemente yo. Nadie me ha vencido en eso (en rareza, no en bailar, se entiende).

Eventualmente, la hermana de Gaby puso a Queen y un muchacho de cuyo nombre nunca me enteré, pero muy buena onda, se puso a cantar conmigo, y pronto se nos unió el resto de la gente; todos sentados alrededor de una mesita. Me sentí como en un grupo de boy scouts en un campamento, cantando canciones en torno a una fogata.

On my way back home…
Alrededor de las 3 de la mañana, cuando terminó el disco de Queen y corroboré que Gaby se sentía de lo mejor, me sentí un poco cansado y decidí dormir un poco. Me encaminé al estudio, no sin antes ser detenido por Gaby quien, como buena mujer, se sintió ofendida: “¿Ya te aburriste?”, preguntó. Le dije que no y continué mi marcha. Pero mi siesta no duró más de 15 minutos. Los tres invitados que quedaban pasaron a retirarse, de modo que ni siquiera me dormí realmente. La mamá de Gaby (una hippie muy peculiar que, sin ofender, creo que tiene un falso contacto o algo así porque se le van las cabras bien pero bien cabrón) ofreció darles ride de modo que aprovecharon para llevarme a mí también.

En el trayecto, Gaby y yo hicimos el recuento final de la noche. Aunque a mí me pareció un caos bastante divertido, ella insistió en que no volverá a hacer algo así. Admitió que lo disfrutó y que valió la pena, pero había en su voz un sabor agridulce que me demostró que algo faltó. Lo que quiera que sea, ojalá lo encuentre pronto. Porque Gaby es la pura onda. Me cae de madres.

Originalmente Gaby ofreció llevarme en su auto hasta mi casita (y de ella, y de ustedes) en Ecatepé, mas yo insistí en que me botara en el metro La Raza, de donde salen combis para mis rumbos. Pero la desquiciada señora Gaby (o sea, la mamá) me intimidó tanto que debido al nerviosismo, erré en mis instrucciones y terminamos pasándonos hasta Potrero, una estación más adelante, y no me di cuenta sino hasta que el auto había desaparecido, por lo que tuve que aventarme el trayecto caminando.

Son menos de 10 minutos, pero a las 4 de la madrugada, no es lo mas seguro. Para acabarla de chingar, cuando llegué no había transporte alguno en el paradero. Un taxista me dijo que no, que ya no iban a salir combis. Y yo no traía para pagar un taxi.

Resignado, tuve que esperarme a que amaneciera y abrieran el metro para ir a Indios Verdes y tomar mi camión como usualmente lo haría al regresar de la escuela. No obstante, consideré que sólo me dijo eso para que contratara sus servicios. Tuve razón. Menos de media hora después, una combi arribó y pude llegar tranquilamente a mi casa, a las 4:58 de la mañana.

Lolwut!
La noche anterior fue sin duda una de las más divertidas que he tenido en mucho tiempo, y me hice de una amiga tan chingona que tal vez le daría el premio a la persona del año en los próximos Veggie Awards sólo por esta fiesta (aunque espero no sea la última vez que nos veamos). “Tenemos que poner esto en nuestros blogs”, me dijo con su último aliento. Y bien, aquí está mi versión de los hechos; si ella cumple su parte, podrán contrastar ambos testimonios.

Y para los que ya pronostican que Dany tiene sucesora, déjenme decirles que nel; nuestros propios antecedentes lo impiden (una vez leí que para ligar lo último que debes hacer en la primera cita es hablar de tus ex, y adivinen de qué estuvimos hablando anoche), y ella misma lo dejó en claro (“LOL, no soy tu tipo, no eres mi tipo, pero me caes bien, dude”). Así me gusta que hable la gente: duro y directo. Nada de “siempre si y luego nel” (¡ya supéralo banano!). He aquí las razones por las que tal cosa no puede suceder:
1. Estoy muy enano para ser su tipo y ella muy... “no-flacucha” para ser el mío (no que estés gorda, NO LO ESTÁS GABY -de hecho te ves bien ^_^ -, es solo que recientes estudios indican que tengo más éxito con las flacas escurridas –sin ofender tampoco a éstas XD-).
2. Mi crush con Dany es ahora muy cómodo para mí (mi situación es estable, ya no hacemos dramas y se supone que somos amiwis de adevis); no me es conveniente tirar eso a la basura para empezar de cero y volver a esas cosas feas de cuando uno comienza este tipo de aventuras.
3. Porque me parezco mucho a un tipo que le causó un trauma (¿craneoencefálico?); no quisiera hacerle crecer dicho trauma.
4. No conoce a Bob Dylan.
5. Y la más importante: porque le juré amor eterno a Dany y la quiero bien (LOL no; ya en serio: porque me cae demasiado bien –me refiero a Gaby- para arruinarlo).

Si los escritores juegan chueco con mi personaje, me cae que renuncio a la serie.

Sí, la vida es un asco, pero hasta la inmundicia es divertida sabiendo vivir el momento.

10 comentarios:

The retro girl dijo...

qué bueno que la hayas pasado bien, te dije que deberías de ir a la fiesta!!!!

ni la conozco y la mamá de Gaby ya me cae bien!!! XD

y también se ve que ella es chida.

Hot & cold...

otra vez!!! luego hablamos

Veggie Popper dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jaime dijo...

Veggie te equivocas en tus analogías de la vida fructífera extrangera, los dátiles no están cubiertos por ate, ni el ate es de dátil, es de guayaba, y los dátiles normalmente los venden cubiertos con dulce (yo digo que es piloncillo).

Por cierto mi abuela me regaló unos y ya casi les doy crank.

Unknown dijo...

Mmmm... muy bonito... déjame te recuerdo que a mí no me has regalado la copia de ese disco que a todos tus AMIGOS si... malacopa!! Jajaja! Oye!! También la fiesta de Atari se merece un award, eh! Ya me dieron ganas de conocer a Gaby :) Y... no te enojes manito, pero ojalá si se acabe el embrujo a mas tardar en Dic, pa' irnos a parrandear :)
Yuju!! Alcojol!! Jajaja! Mr divertí mucho con tu blog :) Y quiero conocer a Gaby, ella sí me cae bien (Jiji :S)
Y ya parece que te ando escribiendo una carta, jajaja, nomás te recuerdo que... QUIERO MI DISCOOOOOOOO!!!!!!
:)

Unknown dijo...

Jajaja! Y qué pedal con tu autocomentario regañándote!! Jajajaja! Por cierto... me equivoqué y puse "Mr" en vez de "Me" Perdona mis erroes de dedo :)

Chos dijo...

Una vez mas... me quito el sombrero!!! (aunque no tengo pero si tuviera me lo quitaba, jeje) Mas te vale que sigas frecuentando a esta mujer por que esperamos más patoaventuras similares ¿ok? Jeje, ha de ser loco ver a alguien mas como tu. Que chido que te diviertas asi. De lo de tu disco iba a proponerte que te lo daba ya que mi compu guardo una imagen en aquella ocasión, pero ya que lo recuperaste lo guardaré como disculpa por si algún dia lo necesitas de nuevo. Saludos!

Charro Negro dijo...

No es gorda pero es Ancha!!!
ERROR HOMBRE!!!!
Por ese comentario un hombre puede morir

PD: Por no conocer a Bob Dylan...eso es inaceptable!!!!!! jejeje.
Por tu aventura, muy amena, solamente falto mas promiscuidad, alcohol, cigarros y cachonderia, pero bueno, no todo se puede en un solo relato!

jajaja

Anónimo dijo...

Coincido con charro negro: si tan guapa estaba te la hubieras echado al plato.
Sin animos de ofender, me parece que tienes miedo de dejar atrás a alguien cuando puedes abrazar algo nuevo. A veces hablas como si la tal Gaby te gustara pero tuvieras miedo de admitirlo por aferrarte a esa Daniela o para evitar un rechazo
Habrá que ver su "version de los hechos" como tu dices.

G. dijo...

O__o jejeje...
Chale, de saber todo el antecedente me cae, que hasta yo lo hubiera pensado dos veces incluso, te mal viajaste pero bieeeen cabrón... No mAnches! Ya ni yo!

Ash, perdóname la vida pro no conocer a bob dylan y eso que no me ha dado tiempod e escuchar el Cd >___> pero te juro que cuando lo haga lo comento.
¿Ah sí? ¿Pues entonces como soy según tu ¬¬? y si, reconozco que no te pareces a harry popper xDDD
Es culpa d elos brackets lod e la voz T____T,por cierto el amor de mi vida me mordió, estamos peleados Y__________Y

Y charro negro tiene razón vas a morir de una amnera horrible y dolorosa, pues déjame decirte que estoy muy feliz con mi cadera, que como viste es genético xDD, pues no seré la tipica flacuchenta debilucha que se quiebre a la hora de parir, si se me ocurre semejante cosa de tener un hijo, 4 generaciones de mujeres con un alto índice de fertilidad proporcional al tamaño de sus caderas y 10 partos naturales de mi abuela lo confirman. Mis caderas no mienten xDDD.
¿y cual es el otro rasgo anda más por curiosidad?
Para el anónimo O_O neta, eso de popper-yo jajajajajajjajajajajajajaja, el mismo NADA NADITA que ver, cada quien con su filia. Aparte de que yo no soy esa clase de chica, si alguien no me gusta, no y punto, distanciamiento sano para ambas partes. No lo voy a utilizar por ser mi amigo para inflar mi ego.
Eso se me hacé más patético que un amor platónico.

O-O debo una reseña decente...la weba xD

Steyss dijo...

Yeah!!! Te juro que me cae super bien Gaby :)
Me encantó una frase que dijo, ymme permito citarla: "No lo voy a utilizar por ser mi amigo para inflar mi ego" :)
Wiiiii!!! Jajajaja!