miércoles, 2 de diciembre de 2009

T.O.M.

A quien corresponda:

Debo expresar mi indignación, señoras y señores. Hay un hombre entre nosotros que nos está robando oxígeno y ya le está llegando su hora (por no decir que ya se le retrasó bastante.

Pero antes, debo presentarme: soy un crítico. Soy una persona amargada que tira tierra a todo mundo por el puro placer de hacerlo, para alimentar mi ego y tener una razón para vivir; soy un parásito que necesita chupar la sangre de los demás. Además tengo envidia a los que sí triunfan en la vida (soy un artista frustrado: me botaron en todas las bandas de rock, revistas y demás medios artísticos en los que probé suerte cuando joven) y por ello desquito mi ira contra ellos que tan buenos son, gente que ni la debe ni la teme. Pero así es la vida: no hay bien sin mal y a mí me tocó jugar el papel de villano; gracias a nosotros, los héroes brillan.

El día de hoy mi irrefrenable ira va dirigida, volviendo al presente escrito, a Paul McCartney. Sí, usted señor, es a quien hoy escribo esta cartita que espero pueda leer, porque dicen que los exBeatles que permanecen con vida se ven inundados de correspondencia de los fans (no que se la merezcan), tanta que no tienen tiempo de leerla toda.

Y ahora se preguntará ¿Por qué lo odio? Bien, veamos por qué:

1. Durante la trayectoria de los Beatles, grupo al que usted perteneció, se cuenta que entre usted y John Lennon siempre hubo una especie de rivalidad, pero que era una rivalidad amistosa. En cambio su compañero George Harrison –mi ídolo personal– no corrió con la misma suerte, ¿no es así señor Macca? Y es que al pobre George lo trató peor que basura, prohibiéndole que aportara más de dos canciones por disco e impidiéndole que se desarrollara como guitarrista al darle órdenes en las sesiones de Let it Be de cómo tocar nota por nota cual si de un músico de estudio cualquiera (un vil empleado, pues) se tratase. Claro, podrá argumentar en su defensa que gracias a dicha situación fue que Harrison pudo, en lugar de diseminar su obra por toda la discografía de los Beatles, compilarla en un solo álbum que se convirtió en una obra maestra (me refiero al All Things Must Pass). Eso no importa. Usted le jugó chueco a George y como crítico, debo de tener la mente cerrada y magnificar sus errores, sin importar que éstos hayan traído buenas consecuencias. Usted tiene la culpa todo lo que GH sufrió dentro el cuarteto al punto que él declarara que preferiría ser acusado de exnazi que de exBeatle. He dicho.

2. En la misma vertiente, Yoko Ono merece más amor de parte de los fans. No fue ella la que separó a los Beatles, ni la culpable de nada. Fue usted. Yo lo sé, a mí no me engaña. Cualquier persona con un poquito de cerebro y que haya investigado bien sabrá que a partir de la muerte de Brian Epstein, usted fue quien se hizo cargo del manejo del grupo; pero más que un manejo financiero como el de un verdadero manager, el suyo fue una tiranía y desde 1967 The Beatles se convirtió en nada más que un vehículo para sus viajes de ego: que quiero hacer un álbum conceptual, ahí está el Sgt. Pepper’s (que ni a verdadero álbum conceptual llega. You fail. ¡Lero lero!); que quiero hacer mi película de arte, ahí está Magical Mystery Tour (fallida también); que se me dio la gana hacer un documental sobre nosotros mismos (¡a inflar el ego, por supuesto!) y volver a los conciertos, ahí está Let it Be. Y tómala, que la caga otra vez. Afróntelo, usted se desenvolvió como un dictador, y encima uno muy torpe (me remite a la película El Gran Dictador, de Chaplin, usted tan ternurita). Era obvio que sus tres compinches (¿o debería decir subordinados?) se le rebelarían tarde o temprano, y me alegro que así haya sido. Y aún entonces, en lugar de que la ruptura del cuarteto fuera anunciada por John Lennon (quien al ser el fundador del grupo era el único con derecho a ello), o en el último de los casos cada uno por su cuenta hiciera pública su particular salida del colectivo, usted se les adelantó. ¡USURPADOR!

3. Porque es amigo de Bono, líder de mi banda –en activo– favorita; no sabe cuanto le envidio por eso. ¡Pues métase a Bono por donde le quepa!

4. A todos nos gusta el dulce, ¡pero por dios! Usted nos quiere volver diabéticos. Disco tras disco, sus canciones dulces y pegajosas (¡sacarina pura!) suenan igual, igual, igual, igual… y ya lleva cuatro décadas (cinco si contamos su paso por los Beatles) haciendo lo mismo: “My Love”, “With a Little Luck”, “The Girl is Mine” (ésta con Michael Jackson, otro engendro del mal), “English Tea”, “Vanilla Sky”, “Young Boy”, “Silly Love Songs”, “No More Lonely Nights” (¡puaj! ¡Qué título tan horrendamente luismiguelesco!), “Calexico Skies”, “Dance Tonight”; la lista podría extenderse mucho más, pero es suficiente. Siempre lo mismo: canciones de amor (de las que además, usted parece estar orgulloso, según la letra de Silly Love Songs. Nada hay más despreciable que un pendejo orgulloso de sus pendejadas) con melodías inofensivas, planas y monótonas; ¿cómo es que usted puede ser la leyenda viviente más grande del rock (¡eso ni siquiera es rock!) con canciones que tan poco aportan al género como arte? ¿Que usted escribió Helter Skelter, y no Lennon? ¡Pamplinas!, de seguro la escribió John y se la regaló a usted por lástima. Si no es que usted mismo se la robó. Si de verdad James Paul McCartney es el autor Helter Skelter, que lo demuestre: quiero que componga una canción que haga ver a Pantera o Lamb of God como inofensivos baladistas románticos.

5. Por vendido lamehuevos. John Lennon renunció a su título MBE (“Member of the British Empire”) y Ringo Starr se cagó de la risa en la jeta de la reina Isabel cuando ella le concedió la misma distinción. En cambio usted, lejos de ello, se la pasa vanagloriarse con la dichosa medallita, aceptando inclusive muy gustoso ser declarado caballero en fechas más recientes y ahora le tenemos que decir “Sir” (incluso sus biografías aparecen con tal epíteto, como si fuera parte de su nombre de pila y no un mero título de nobleza, que por cierto, son taaan out of fashion); y ni qué decir de su actuación en el concierto Party at the Palace, en el que se celebraron 50 años de reinado de Isabel II. ¿Dónde quedó esa credibilidad, dónde está la irreverencia y rebeldía del rock and roll?

6. ¡Viejo tramposo! Hace un cuarto de siglo, durante el famoso concierto Live Aid, se sabe que su actuación padeció de un pésimo audio y que mientras interpretaba “Let it Be”, el audio se les fue por completo (la leyenda cuenta, usted confirmará, que debido a ello cuando usted lo notó, cantó cuanta idiotez se le ocurrió, incluyendo la frase “There will be some feedback, let it be” en uno de los versos). Cuando el mentado concierto (otra cuestionable concesión del rock al establishment, me vale madres que U2, Davis Bowie, Elvis Costello y hasta Bob Dylan hayan participado en él: ellos fueron víctimas engañados por el sistema, usted en cambio fue cómplice) apareció en DVD, actuaciones como las de The Who y los por-única-vez-foreverandever-reunidos Led Zeppelin tuvieron que ser cortadas o eliminadas por completo debido a problemas técnicos con el audio original del concierto, ¡pero usted quería awebo salir en la foto! Y no iba a salir con su actuación muda, no: usted se ofreció “amablemente” a grabar una simulada versión en vivo de Let it Be para insertar el audio en el video del DVD. Eso es no tener madre.

7. Codicioso (cerdo) capitalista: John Lennon rara vez interpretó canciones Beatles en sus conciertos como solista; George Harrison lo hizo escasamente (Ringo no cuenta, es de chocolate), pero usted… ¡prácticamente de eso vive! Y no sólo eso: lejos de explotar la reputación de su pasado en el grupo musical más aclamado de todos los tiempos, explota también directamente la mercadotecnia derivada: fue usted quien “grabó” el horrendo Let it Be… Naked (es chistoso, usted parece considerar que los arreglos orquestales del álbum original no fueron intención de la banda, pero que la edición digital con Protools si lo fue), y ahora nos salió con que remasteriza ¡el catálogo completo! de la banda y lo relanza: usted si que sabe hacer negocios: no necesitó grabar una sola nota y sacó a la venta 14 álbumes que le darán mucho, mucho más dinero del que ya tiene (ya es según Guinness el músico más rico del mundo, ¿qué más quiere? ¡¿QUÉ, MÁS, quiere?!). Y eso sin mencionar que salieron dos versiones de cada disco: la versión con sonido estereofónico (que son las que se han tocado durante los últimos veintitantos años) y las más o menos raras con sonido monaural, y claro, éstas últimas, al ser relativamente novedosas, vienen en paquete, no se venden por separado. Garantizado que de un jalón se venden los 14 cada que alguien quiera comprar uno solo en su versión monaural (que tan cotizadas son porque además de su rareza, muchos críticos dijeron en su momento que las mezclas mono sonaban mejor que aquéllas en estéreo, las cuales fueron vituperadas en los ya lejanos años sesentas). Ah, sí, también está el videojuego RockBand y… Ni crea que le voy a dar un centavo más.

8. Usted es demasiado bonito para este mundo. ¿Tiene acaso idea de cuántos hombres vivimos frustrados porque nuestras parejas babean por usted, a pesar de que se acerca a cumplir setenta años? Usted solo provoca más lujuria que Tom Welling o William Becket. Juntos. ¿Cómo diablos podemos confiar que mientras hacemos el amor con nuestras parejas, ellas están pensando realmente en nosotros, y no en usted? Piense en los millones de hombres que vivimos engañados (y los que no, frustrados) pensando que satisfacemos a nuestras parejas cada noche cuando en realidad quien les da placer es otro individuo (alguien que ni siquiera conocen en persona, por si la humillación no fuera ya suficiente). Mi propio interés amoroso suda frío cada que su simple nombre aparece en el titular de cualquier noticiario o periódico; eso me hace odiarlo todavía más (me valen madres las demás mujeres, pero no la que yo quiero; más aún porque ella no me hace caso y no pienso dirigir mi ira a sus parejas reales, así que…). Somos animales, somos machos y como tales, tenemos una fuerte necesidad de saber que nosotros somos los que dominamos: los demás machos son competencia que debe ser erradicada, y usted es la mayor competencia aquí.

Después de todo esto, ¿cómo es que usted, Sir James Paul McCartney sigue vivo? Usted señor, no se merece vivir, tiene dominado al mundo quien lejos de luchar por su libertad, se deshace en reverencias ante cada respiro que usted emite. Ojalá que el avión en el que viaje se estrelle y se haga papilla. No, mejor no, así moriría como Buddy Holy, su máximo ídolo, y no se merece tal honor. Entonces que se lo coman las cucarachas. Lo desprecio como no tiene idea.

Por eso le aviso, señor Paul, que voy a fundar el Club de Corazones Solitarios y Odiadores Macartnianos, cuya principal finalidad será atentar contra su vida a la primera oportunidad. Cuídese las espaldas o no responderé por las consecuencias.

Lo peor de todo, es que un después de esta rabieta, de seguro usted seguirá tan campante como siempre.


We hate you. And you know it

5 comentarios:

The retro girl dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
The retro girl dijo...

WHAT THE FUCK???

Ejem... si querías hacerme enojar, lo lograste.

XD

No me importan tus argumentos.... yo LO AMO

Jaime dijo...

Uy, después de que Pol Macarni lea ésto se va a encabronar bastante, no por lo que escribes, sino por el tamaño de la letra que pusiste, yo lo hice :)

Veggie Popper dijo...

@Retrogirl: LOL. Te lo dije: ya me sé tu juego XD

@Porta: Hablando de letras, la escritura que pusiste me sonó a "Macarroni"; ya tengo nuevo apodo para Macca. Gracias <3

Por cierto, ibna a poner una razón #9 en la entrada: Porque a pesar de todo esto, sigo siendo su fans. Pero se me olvidó XD Además así está chida, que se note el odio jarocho.

NOTA: Como parece ser que ciertas personas no saben lo que es el humor negro, esta entrada fue sarcástica; no odio a McCartney ni a naide más, para que luego no anden diciendo...

G. dijo...

O____o
Ehhhmmm lo único que le puedo envidiar ese señor es su dinero.
Y soy completamente unilateral con esa afirmación.